Javier Rico
¿Qué tienen en común el halcón, la codorniz, el pingüino, el ruiseñor y el cuclillo? Ya, listillos, digo aparte de ser aves. Que cada una de ellas cuenta con una calle dedicada en el distrito madrileño de Carabanchel. No solo ellas, también la oca, la gaviota, el pinzón, el jabirú, la picaza (nombre vernáculo de la urraca), el ánade, la alondra… Con estas premisas, ¿dónde iba a nacer A ver Aves sino en Carabanchel? Además, tanto la última ruta como la próxima han tenido y tendrán como escenarios sus parques y descampados. Los próximos en disfrutar del ambiente pajarero que se vive en Carabanchel serán las familias y profesores de CEIP Pinar de San José. Mañana mismo.
Realmente, la ruta organizada para mañana traspasará los límites del distrito de Carabanchel, dentro del Pinar de San José, y se adentrará en los de Leganés, en el parque Lineal Arroyo Butarque, en una demostración de que tampoco la naturaleza urbana tiene fronteras. Un pinar centenario acogerá la salida, mañana, de A ver Aves y, dicho sea de paso, la de la VIII Fiesta de la Bicicleta de Carabanchel Alto el día siguiente, el domingo 26 de mayo.
Tenemos una ocasión más para demostrar cómo los barrios de un distrito tan populoso (más de 250.000 habitantes) son capaces de albergar una fauna alada que sigue pasando desapercibida para el 95 % de la gente (y nos quedamos cortos). El pasado domingo, en una ruta con el grupo de consumo agroecológico CaraBAH que “picó” en parques y jardines de Carabanchel y Latina, los participantes tuvieron oportunidad de ver la exhibición en vuelo del halcón peregrino, la peculiar arquitectura de los nidos de cotorras argentinas, el llamativo colorido de un pájaro carpintero como el pito real, el elegante planeo de las cigüeñas blancas y la algarabía canora de los verdecillos. Todo en libertad y al lado de casa.
“¿Pero esto no son halcones que los tienen adiestrados para cazar palomas?”, comentaban en el grupo. No, están en plena libertad, ellos y el resto de especies (superan la centena) que vuelan y se pasean igual de libres por los parques de Eugenia de Montijo, de la Emperatriz María de Austria, de Las Cruces, de Comillas, de Pan Bendito, de Manolito Gafotas, de Madrid Río…todas zonas verdes urbanas de Carabanchel. Y, por supuesto, por el del Pinar de San José y el legalense del arroyo Butarque, próxima estación de la cita aventurera de A ver Aves.

Hasta pegan los colores de A ver Aves con los de la jugosa paella vegana que preparó el CaraBAH como punto y final de la ruta.
En el entorno cercano a todos los parques mencionados (como ocurre en el resto de Madrid) hay decenas de colegios e institutos que, como el CEIP Pinar de San José mañana, tienen una oportunidad única de gozar con la biodiversidad urbana conociendo a fondo a sus moradores más conspicuos, las aves. Al resto de centros escolares solo les falta contactar con A ver Aves para que simbólicamente les abramos las puertas de esos parques y demostremos la biodiversidad desconocida que atesoran y su valor como ecosistemas urbanos. El mismo valor que ha hecho merecedoras a las aves de su protagonismo en el callejero de Carabanchel. Por cierto, desde la calle Halcón se ve el nido de la pareja de halcón peregrino de este barrio. Cosas del destino. Cosas de A ver Aves. Cosas que no te tienes que perder.