Javier Rico
El escribano cerillo es uno de los protagonistas habituales de las rutas de A ver Aves. Aunque no es una especie habitual en las zonas urbanas de Madrid donde desarrollamos las actividades, está presente de una manera muy particular, que, sin dar más pistas, recomendamos conocer in situ. Donde sí estuvo presente en cuerpo y canto, y de qué manera, fue en un viaje por Austria que compartimos con otros periodistas, fotógrafos, aficionados a las aves y propietarios de tiendas de óptica, al que acudimos invitados por Swarovski y Esteller.
Son muchos los apuntes que hemos sacado en A ver Aves para emplearlos como novedad en próximas salidas con escolares y familias. Vivir tan cerca el proceso de fabricación de los instrumentos esenciales para observar las aves (prismáticos o binoculares y telescopios terrestres) abre un mundo de conocimientos que estamos deseando compartir con alumnos, profes, madres y padres. Las instalaciones de Swarovski en Absam, en pleno Tirol austríaco, dan pautas para ahondar en aspectos que ya hemos tratado con algunos cursos, especialmente 3º y 4º de la ESO, bachillerato y ciclos formativos: la tecnología aplicada a la observación y conservación de las aves.
Pero a este perfil más tecnológico del viaje se unió el inevitable y necesario de campo. Salir con la mejor óptica del mercado colgada del cuello entre bosques mixtos de abetos, pinos, hayas y arces coronados por las cumbres calizas de los Alpes Bávaros, supone un placer del que requiere aprovechar cada segundo. Así lo hicimos, especialmente en el Parque Natural Karwendel. No vimos a grandes nombres de la avifauna propios de estos lares, como el cascanueces y el pito cano, pero la continua y melodiosa presencia de escribanos cerillos, piquituertos, papamoscas papìalbos y pardillos sizerines animó los paseos.

El «marco incomparable» de los Alpes Bávaros da para buscar a Heidi y su abuelito, pero no los encontramos
Si de premio es contar con unos prismáticos y telescopios top en un ambiente también de primera, no lo es menos compartir las salidas con grandes maestros y amigos del birding patrio. Pegarse a la rueda de Ricard Gutiérrez, Gorka Gorospe, Francesc Kirchner (de Oryx), Lalo Ventoso, Juantxu García y José Antonio Montero (de Quercus) garantiza aprender mucho sobre identificación y presencia de aves en particular y sobre interpretación del paisaje en general. También resultó fructífera la compañía de amigos y amigas de Swarovski, Esteller y Óptica Roma.
Hacemos una referencia especial a una de las personas citadas. ¿Por qué? Por arrimar el ascua a la sardina de A ver Aves (el conocimiento y disfrute de la avifauna urbana) y recomendar la visita a la exposición Las aves y el color de sus vidas en Vitoria. Aparte de deleitarse con la muestra de fotografías de Juantxu García, autor de la imagen del escribano cerillo que abre esta entrada, conviene descubrir el centro que la alberga (Ataria) y sus alrededores (el parque periurbano de Salburúa). Se trata de uno de los lugares más atractivos de España para descubrir la biodiversidad urbana, por el entorno y por los equipamientos disponibles, sobre todo los observatorios de aves.
Por último, no queremos despedirnos sin hablar de nuestros compañeros habituales de A ver Aves por la ciudad. Es cierto que vimos y oímos especies que muy raramente se dejan sentir por áreas urbanas de Madrid, pero siempre merecen nuestro reconocimiento los pinzones vulgares, los mirlos comunes y los verderones, entre otros, que también dignifican cualquier recorrido pajarero, sea en la Casa de Campo, el Retiro o los Alpes Bávaros. Va por ellos.