Mucho cariño, además de treinta especies de aves

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Cariñoso «cuaderno de campo» de Héctor y Marina decicado a A ver Aves y su mascota, Cigu.

Javier Rico

“Ha sido la mejor excursión que he hecho con el cole”. “Yo vengo siempre por aquí con mi padre y nunca vi tantas aves”. “¡Profe, te queremos!” Estas frases, más otra contenida en un dibujo improvisado en un cuaderno de campo (para “el mejor explicador”), ambientaron los recorridos que realizamos la semana pasada con cinco grupos de cuarto de primaria del colegio El Greco del barrio de Villaverde (Madrid). Un parque, un descampado y el cauce del río Manzanares (todos a escasos metros del colegio) se convirtieron en lugares de exploración de la biodiversidad urbana en los que dimos con treinta especies de aves. Pero el número palidece ante las muestras de cariño de los peques, y también de las profes, de la directora y del jefe de estudios.

Carmen Cabrera es el nombre de la tutora de uno de los cuartos que nos acompañaron y la que presentó y defendió el proyecto de A ver Aves para llevarlo a la práctica con los alumnos de El Greco. Merece pues esta profe que se destaque su nombre, aunque, lógicamente también se agradece la aceptación que tuvo la iniciativa entre sus colegas. De los chicos y chicas de entre nueve y diez años, qué decir, que Christian, Paloma, Laura, Héctor, Álvaro, Moha, Gonzalo, Marina, Rubén (perdonar si no recuerdo el nombre de los 125 que nos acompañasteis)… participaron de forma tan activa y lúdica que las tres horas del recorrido se pasaban en un abrir y cerrar de ojos.

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Bien abrigados, sin temor al frío y con ganas de descubrir las aves que vuelan a nuestro alrededor.

Bien abiertos llevábamos todos los ojos y los oídos, ya que algunas de las especies fueron advertidas primero por los más peques. Un cernícalo vulgar posado casi en frente de las azoteas del colegio, un fugaz vuelo rasante sobre el Manzanares de una garceta común y una nerviosa búsqueda de alimento de un mosquitero común en un árbol (“eso profe no parece un gorrión”) los detectábamos gracias a la inquietud infantil por descubrir nuevas especies.

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Mientras contábamos alguna cosas, los peques advirtieron un cernícalo vulgar posado en lo alto de los edificios del fondo. «¿Qué es eso profe?»

En total, contando los cinco recorridos, conseguimos dar con treinta especies, cifra que no está nada mal si tenemos en cuenta que en ocasiones cuando veían a una de ellas chillaban de alborozo e incluso salían disparados para verlas más de cerca (resultado: lógica huída del ave en cuestión). Pero la sensación más común es la de la sorpresa, algo que se extiende a todos los recorridos que hacemos y que también muestran las profesoras y profesores que les acompañan. Nadie cree antes de comenzar a andar que lograremos ver, y en ocasiones oír, a más de veinte especies y que entre ellas habrá garzas, ruiseñores, aves marinas, pájaros carpinteros y rapaces como el cernícalo, el ratonero y el milano real. En libertad, sin rejas ni muros.

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Los diversidad botánica también nos importa y mucho en A ver Aves. Hay que enseñar a cuidarla.

Y todo esto lo podemos ver porque todavía nos queda un poco de dignidad como personas y no hemos arrasado con todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Este mensaje es importante de cara a los peques. En un entorno desde el que se divisaba la repugnante boina de contaminación que ahoga por estas fechas la ciudad de Madrid (además de la línea del AVE, carreteras y un tendido eléctrico) era importante hacerles ver que los árboles, arbustos y matorrales que aún se mantienen en pie y forman pequeñas manchas de biodiversidad urbana y periurbana son esenciales para seguir disfrutando de paseos como los de A ver Aves y, sobre todo, para que las personas no nos cabemos nuestra propia tumba antes de tiempo. Por eso no se entienden muy bien los trabajos silvícolas agresivos (podas y talas) que se llevan a cabo en los márgenes del río aguas abajo del Parque Lineal del Manzanares. Si lo que pretenden es desnaturalizar el cauce y convertirlo en un paseo fluvial artificial más es posible que mermen las especies de aves que disfrutamos con los chicos y chicas del colegio El Greco.

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Poda a fondo de tarays en las márgenes del río Manzanares en Villaverde.

Para terminar, y como deferencia con estos alumnos tan majos, vamos a recordarles las aves identificadas: agateador común, ánade azulón, busardo ratonero, carbonero común, cernícalo vulgar, cigüeña blanca, colirrojo tizón, cormorán grande, cotorra argentina, estornino negro, gallineta  común, garceta común, garza real, gaviota reidora, gaviota sombría, gorrión común, herrerillo común, milano real, mirlo común, mosquitero común, lavandera blanca, milano real, oca o ánsar común, paloma doméstica, paloma torcaz, petirrojo, pito real, ruiseñor bastardo, urraca y verdecillo. Venga, sí, chavales, apuntamos también caballo, poni, conejo, asno y cerdo vietnamita.

Infórmate sobre nuestras rutas para colegios, institutos y ampas por parques y jardines de la Comunidad de Madrid.

Contacto: venteaveraves@gmail.com          /          617 47 80 17

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Acerca de Aver Aves

Enseñamos a escolares de colegios e institutos de la Comunidad de Madrid y a familias y grupos de amigos/as a disfrutar con las aves y su entorno en zonas urbanas a través de rutas interactivas.
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2 respuestas a Mucho cariño, además de treinta especies de aves

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