-“A mí no me ha gustado la ruta profe”
Cara de asombro de la profesora.
-“No me ha gustado porque… ¡me ha encantado!”
Cara de alivio de la profesora.
-“A mí no me ha gustado la ruta profe”
Cara de asombro de la profesora.
-“No me ha gustado porque… ¡me ha encantado!”
Cara de alivio de la profesora.
Cuesta comenzar una entrada con tanto autobombo, pero entusiasma que durante tres horas y media sin móviles, consolas ni ordenadores, 25 niños y niñas salgan a los alrededores de su cole y vean, oigan y disfruten de forma tan apasionada con 22 especies de aves sin jaulas, fosos ni vallados. Así que, sigamos: “No me lo puedo creer, llevamos dos horas y se me han pasado volando”; “Yo no sabía que aquí había cigüeñas, garzas y aves marinas”; “Quiero apuntar todas las aves que hemos visto para enseñárselas a mis padres”; “¿Podemos repetir esta excursión otra vez?”
Es el segundo curso consecutivo en el que repetimos salidas con alumnos y alumnas de los cinco grupos de 4º de primaria del CEIPSO El Greco, ubicado en el distrito madrileño de Villaverde, en una clara demostración de que quien prueba una primera vez con las salidas de Aver Aves suele repetir. También se repite (bendita repetición) el interés, la ilusión, la pasión y la alegría de los peques, elementos sin los que, por muchas aves que veamos, sería imposible seguir adelante. Casi todos han sentido antes que allí arriba, entre chimeneas y tejados, hay unos pájaros negros que se parecen a gorriones; o que, en el estanque, el río o el lago hay patos, sin más, “hay patos”.
Ninguno había contado hasta el momento con el tiempo de calidad que les permite observar con pausa, prismáticos y telescopios que esos “gorriones negros” encaramados en lo alto de los edificios son estorninos negros y que son portadores de algunas de las historias más maravillosas del reino animal. O que los patos del río son parejas de ánades azulones que estallan de vistosidad a través del objetivo del telescopio y que explican como pocos el porqué del dimorfismo sexual entre algunas especies de aves. Lógicamente, según qué edades, lo del dimorfismo lo aparcamos y nos quedamos con que los machos son muuuuuucho más guapos que las hembras. Contrariedad entre la bancada femenina.
Tan absortos estamos en el mundo artificial y paralelo de las pantallas, los centros comerciales y las urbanizaciones profilácticas (ya celebran los cumples dentro de ellas) que nos olvidamos que hay biodiversidad ahí fuera, que hay estorninos y ánades para saciar las ansias de conocimiento de nuestros hijos e hijas… y de los adultos, cuidado, que la ignorancia sobre la vida natural que bulle a nuestro alrededor es supina y universal. A veces cumplimos con nuestra cuota de paseo por la naturaleza prometiendo un viaje a Doñana, Picos de Europa o el Teide. Eso está muy bien, pero el mirlo, el olmo, la mata de lavanda o el cauce fluvial que no recibe los focos de Madrid Río también requieren atención, sobre todo porque son generosos en devolverla en forma de historias y vida.
Si además de todo esto damos con una pareja de gorriones molineros que entra y sale del agujero de un tronco de un árbol; con un bando de once cigüeñas blancas que planean en el cielo y parece acompañar nuestros pasos; con unos mitos revoltosos que lejos de volar a escape divierten al grupo humano yendo de árbol en árbol; con el vuelo fugaz, cual fantasma alado, de una garceta común sobre el lecho del río Manzanares… En fin, con tanta novedad para unos ojos y mentes inquietos las rutas de Aver Aves se colman de felicidad compartida.
Creemos que las imágenes de los cuadernos de campo elaborados por los alumnos y alumnas del CEIPSO El Greco para la ocasión reflejan más que ninguna palabra esa felicidad, esa inquietud por conocer y aprender y esa necesidad de expresar sus sentimientos.
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