Buitres leonados y negros sobre el cole

Que los buitres leonados y negros sobrevuelen los colegios de Tres Cantos no es síntoma, ni muchos menos, de mal presagio. Todo lo contrario, es una suerte que pocos centros escolares situados en entornos urbanos comparten. El colegio Ciudad de Columbia la tiene. Fue una de las muchas aventuras que hemos vivido en los últimos días, que también incluyen las dos última rutas con los ocho grupos de primero del instituto El Espinillo y el chequeo de zonas para siguientes excursiones por Boadilla del Monte y Villaviciosa de Odón.

Que sobrevuele así tu cole o tus casas un buitre negro es algo maravilloso

Mirad, lo primero de todo, os cuento lo siguiente: un pollito de lavandera blanca pía desesperado en una pradera del parque de El Espinillo de Villaverde reclamando a uno de sus progenitores, que anda cerca, que se dé prisa en capturar insectos, que tiene mucha hambre. El progenitor le lleva, paciente, su comida y le alimenta. Pero de repente aparecen una urraca y un mirlo muy ruidosos y con muchas ganas de comer también en la pradera fresca y mullida de la mañana. Los “malotes” asustan a las lavanderas, que se retiran algo más para seguir con su desayuno.

Todo esto fue contemplado paciente y entusiastamente por el grupo de primero del IES El Espinillo de Villaverde que esa mañana de finales de abril se vino con nosotros. Fueron de esos momentos que llamamos de “documental de naturaleza” que nadie se quiere perder; al igual que, unos pasos más allá, en el río Manzanares, las escenas de pesca con inmersiones continuas del cormorán grande.

Justo el momento en que alumnos del colegio Ciudad de Columbia ven volar el buitre negro a la puertas de su centro escolar

A diario numerosas escenas como las descritas se pierden durante nuestro paso por parques urbanos corriendo, en bici, con perro o con unos auriculares en las orejas y un móvil en la mano. En Aver Aves enseñamos a los escolares esos documentales que proyecta la naturaleza a diario, sin cables ni monitores. Y ver volar sobre nuestras cabezas en un intervalo de diez minutos a los majestuosos buitres leonados y negros, es una de esas escenas.

Así lo vivimos con los alumnos y alumnas de altas capacidades del colegio Ciudad de Columbia de Tres Cantos. Es cierto que esta ciudad está ubicada en un lugar de paso y campeo para ambas carroñeras, con el Monte del Pardo y el Soto de Viñuelas haciéndole un bocadillo, y cerca del vertedero de Colmenar Viejo, lugar muy frecuentado por ellas; pero hay que mirar al cielo para verlas, y no todo el mundo lo hace.

Momento para los ruiseñores y las oropéndolas en el arroyo Bodonal de Tres Cantos

Nosotros sí, por supuesto, y así pudimos enseñarles a los escolares porqué se mantienen planeando durante tanto tiempo, sin batir las alas, e incluso las diferencias entre uno y otro, que se centran en un tono más oscuro del negro, además de una cola más en cuña, la cabeza sin plumas y una mayor envergadura. Mientras pasaba uno y otro aprovechamos para disfrutar otros vuelos no menos impactantes, los de los vencejos comunes.

El recorrido por el entorno del colegio Ciudad de Columbia está lleno de alicientes, ya que tienen cerca un arroyo que cambia de nombre según el tramo: Valdecarrizo, Bodonal y Viñuelas. Fue aquí donde disfrutamos con la variedad de cantos que emiten los ruiseñores comunes y bastardos y las oropéndolas.

¿Conocéis mejor aula al aire libre que la que propicia esta encina?

El parque Norte de Tres Cantos que transitamos en parte alberga algunas encinas como testimonio del encinar más profuso que formaba un continuo con los mencionados Monte del Pardo y Soto de Viñuelas. La suerte es que en las zonas más abiertas de matorral que fueron antiguos terrenos de pasto y cultivo se dejan ver y oír tarabillas, trigueros, golondrinas y currucas, y, de paso, nos permite subrayar su valor como zona libre del asfalto y los edificios que nos rodean.

Otros cursos casi que a estas alturas nos íbamos despidiendo del curso, pero, como os comentamos en la entradilla, nos esperan nuevas rutas por Villaviciosa de Odón, Boadilla del Monte y Getafe, además de por variados parques urbanos de la ciudad de Madrid. Pues nada, a seguir contemplando “documentales de naturaleza” sin cables ni pantallas.

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