Con Neil Armstrong por Valdemoro

El instituto de enseñanza secundaria (IES) Neil Armstrong de Valdemoro homenajea con su nombre al famoso astronauta que pisó por primera vez la Luna, ya que abrió sus puertas poco después de la muerte de aquel, el 25 de agosto de 2012. Es, por lo tanto, un centro escolar de reciente creación, todo lo contrario que los parques y zonas naturales que lo rodean y, por supuesto, que las aves que los habitan y amenizan. Nada más salir de las puertas del instituto, zas: nido de cigüeña con la madre y un vástago ya crecidito en su interior y escarceos de un alcaudón común que va y viene de un cable telefónico en su quehacer depredador.

Los alumnos y alumnas del IES Neil Armstrong son de los que se pueden sentir afortunados a la hora de llevar, primero a los ojos y oídos, y luego a su cuaderno de campo un buen número, en calidad y cantidad, de aves identificadas. En los trabajos de prospección de la zona ya nos sorprendimos con milanos negros y reales, críalos y variadas currucas. Aunque en esta ocasión no pisamos el parque Bolitas del Airón, el paseo por el entorno directo del instituto y por el parque Tierno Galván dio bastante de sí.

Acabado el curso escolar, las dos del Neil Armstrong fueron nuestras últimas rutas con colegios e institutos (queda aún alguna asociada a campamentos de verano) y no podían faltar a la cita migrantes estivales numerosas y ruidosas, como vencejos, aviones y golondrinas comunes. Estas últimas ora con sus vuelos rasantes sobre el agua para beber ora con baños de arena para purgarse y limpiarse. Además, todavía por estas fechas se alcanza a ver a las polladas más rezagadas de los ánades azulones.

Por las fechas de finales de curso en que realizamos la ruta es más fácil que asome el cansancio entre algunos alumnos y alumnas, máxime si le añadimos el calor que se adueña del ambiente a partir del mediodía. “A mí me gustan las aves, lo que no me gusta es andar tanto”, nos decía una alumna. “No hace falta andar para ver aves”, le contestamos, y apoyamos la frase con una demostración empírica. En uno de los estanques del parque, parados en una esquina, y en menos de 10 minutos, bajaron a beber y bañarse golondrina y avión común, lavandera blanca, palomas doméstica y torcaz, verderón común y tórtola turca. “Imaginaros lo que puede ser esto sin el bullicio cromático y acústico que formamos cuarenta personas”, les espetamos como aviso para navegantes si se plantean otra visita con más calma.

Paul y Tudor, dos de los alumnos, seguro que se animan. Fue una gran satisfacción que, tras las tres horas de la ruta, se quedaran con nosotros y nos pidieran más: un uso didáctico y casi a la carta de telescopios y prismáticos, una atención pormenorizada a los mirlos (“¿esa es una hembra o un joven?”) y un preguntar continuo sobre una afición que se les notaba a flor de piel. Un placer, concluir una ruta de Aver Aves y de paso el final de curso de esta manera, comprobando que algunos alumnos se quedan con ganas de más. Ese más, seguro, lo tendrán los colegios e institutos que ya nos empiezan a llamar para prepararles las rutas del próximo curso 2014-2015. Para allá que vamos.

Infórmate sobre nuestras rutas para colegios, institutos y ampas por parques y jardines de la Comunidad de Madrid.

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