De Rascafría al Carrascal de Arganda del Rey

En poco más de una semana hemos comprobado lo muy diferente que es la Comunidad de Madrid a la hora de ofrecer paseos y disfrutar entre sus paisajes y las aves que lo habitan. Estuvimos con familias de la Caravana Verde de la FAPA Giner de los Ríos (todo un reto, con 112 personas, la mitad peques) en Rascafría, entre robledales, bosques de ribera, buitres leonados y mirlos acuáticos; y una semana después, preparando las rutas para el instituto El Carrascal, por la Dehesa del Carrascal, en Arganda del Rey, entre pinos, encinas, esparto, currucas y perdices.

Abedules, robles y cantos de trepadores y herrerillos enmarcan las historias de Cigu y Aver Aves

En Aver Aves recorremos muchos parques urbanos con escolares y familias. Llevamos más de 140 a lo largo y ancho de la Comunidad de Madrid. Pero también hemos recalado en zonas más “salvajes”, como los parques regionales del Sureste y el del Curso Medio del Río Guadarrama. El pasado 22 de septiembre rubricamos estas salidas hacia espacios protegidos de la naturaleza madrileña, llegando hasta el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

Bueno, nos movimos principalmente por la zona periférica de protección, por el valle del Lozoya, en el término de Rascafría. Excepto uno de los grupos que formamos, que llegó a entrar en lo límites del parque nacional, al ascender siguiendo el río Aguilón hasta las cascadas del Purgatorio. Buen momento para enfocar casi desde las cascadas los telescopios hacia las cumbres donde descansan los buitres leonados.

Los buitres leonados observan al grupo de Aver Aves que subió hasta las cascadas del Purgatorio

Decimos uno de los grupos porque el Aver Aves que organizamos ese día para la Caravana Verde que montó la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (FAPA) Giner de los Ríos atendió a 112 personitas y personas, de 2 a 60 años. Hicimos tres grupos, según las edades, y contamos con la inestimable colaboración de cuatro monitores de refuerzo. Las aves, plantas y árboles del valle del Lozoya pusieron el resto.

Empezamos rindiendo pleitesía al río Lozoya, que en menos de cien kilómetros, hasta desembocar en el Jarama, reparte una de las mejores y mayores cuotas de biodiversidad madrileña y aporta una agua de grifo de excelente calidad a los habitantes de la provincia.

Aquí, muy de verdes, para que los peques se aficionen pronto a mirar por el telescopio

Además de unas aves muy especiales que buscaron, encontraron, cuidaron y hasta crearon los más peques de la caravana, hubo buitres leonados y negros, azores, abejeros europeos y milanos reales sobrevolando nuestras cabezas; lavanderas cascadeñas, ánades azulones y mirlos acuáticos en las orillas y el lecho de los ríos (Angostura, Aguilón y Lozoya) y mirlos, trepadores, currucas y carboneros entre los robledales y pinares.

El sábado siguiente, la futura realización de seis rutas con el IES El Carrascal de Arganda del Rey nos llevó a recorrer la Dehesa del Carrascal, situada a las puertas del instituto. Está dentro de los límites del Parque Regional del Sureste, y se trata de un bosque relicto del encinar manchego que antiguamente cubría estas tierras.

Coscojas y carrascas recuperando su hábitat natural frente al pinar de pino carrasco de repoblación

Los cultivos (se aprecian aún retazos de viñas y olivares), los pastos, la urbanización y la explotación maderera relegaron a las encinas y las coscojas a la mínima expresión. Ahora es interesante verlas recuperar poco a poco su hábitat, acompañadas de romeros, tomillos, jaras y espartos. Supone toda una lección de biología y ecología, un escenario ideal para montar aulas en los parques y explicar nuestra continua interacción con el entorno.

Por supuesto, a esa explicación le ponen música y vuelos varias especies de aves. Aunque lo visitamos en un momento de abandono de la zona de aves estivales y de ausencia de las invernales por venir, los reclamos de la perdiz roja y el petirrojo, los cortos e inquietos vuelos de carboneros, herrerillos y mosquiteros y la omnipresencia de palomas torcaces, urracas y estorninos acompañan constantemente las numerosas rutas que ofrece la Dehesa del Carrascal.

Por último: colegios e institutos de Arganda del Rey (y lectores y lectoras en general), os recomendamos que, con o sin Aver Aves, os adentréis en estas 130 hectáreas de vergel. Antes, echad un vistazo a esta entrada al blog del centro de educación ambiental de El Campillo.

0 Me gusta

¿Quieres compartirlo en Redes Sociales?

Facebook
Twitter
WhatsApp

Recibe las noticias de Aver Aves, apúntate a nuestro boletín