De tarabillas con insecto palo a aviones con barro

Nada de lo apuntado en el título ocurrió en la última salida que hemos realizado con un grupo de familias por el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama. Con ellas incluso aconteció algo mejor: ver de una tacada milano negro, milano real, aguililla calzada, cernícalo vulgar y, con casi total seguridad, águila real (¡ay, esa complicada asignatura de identificar algunas rapaces en vuelo!). Todo esto viene a cuento de que está a punto de acaba el curso, y regresan a la memoria algunos de los mejores momentos del mismo, que incluyen una tarabilla con un insecto palo en el pico y, más recientemente, un grupo de aviones comunes haciendo acopio de barro para reforzar sus nidos.

Tarabilla común dando buena cuenta de un insecto palo

Pero no perdamos de vista la última salida con familias, organizada por Ana Maristany, la fotógrafa profesional que con sus imágenes ilustra tanto este blog como la siguiente de esta entrada. El paso del monte mediterráneo al bosque de ribera volvió a protagonizar una ruta en la que no faltaron currucas cabecinegra y carrasqueña (estas últimas enseñoreando su canto desde lo alto de retamas), ruiseñores bastardo y común y oropéndola, aparte de lo más común y el quinteto de rapaces citado en la entradilla. Por este mismo recorrido ya hemos visto también buitres negros y leonados, ratoneros y culebreras.

Atentos y atentas a las rapaces que volaban alto en la última salida

Pero en lo pequeño y común también está la grandeza de la observación de aves. Por ejemplo, en pasear por un parque urbano, el del Cerro Almodóvar, en el distrito madrileño de Latina, y notar una algarabía inusual de aviones comunes casi a ras del suelo. “Aquí pasa algo”, nos dice nuestro instinto de pajareros urbanos. Y así es, un pequeño barrizal formado por el riego del parque les sirve a los aviones de improvisada “cantera” de la que extraen con los picos pegotes de barro con los que construir o afianzar sus nidos, ahora rebosante de actividad con el nacimiento y alimentación de los pollos. La mala calidad de la imagen (abajo) se debe a la improvisada toma realizada con un teléfono móvil de escasas prestaciones fotográficas.

Perdonar por obligaros a hacer un ejercicio de agudeza visual para detectar a los aviones comunes

Contar que en el mismo recorrido por el mismo parque acabamos viendo halcón peregrino, para insistir en que el Madrid urbano también es territorio de rapaces. Además del halcón y los cernícalos vulgares de Latina, este ha sido un curso donde nos hemos deleitado con jilgueros en la plaza de Oriente, palomas zuritas en el Puente de Segovia, un mirlo parcialmente albino en el parque de Las Cruces y un colirrojo real en el parque de Arriaga, todos en Madrid capital; a lo que hay que añadir perdices rojas en el parque de La Alhóndiga (Getafe) y dos nidos enfrentados de zampullín común y gallineta común en el parque de Las Presillas (Alcorcón).

También ha habido tarabillas comunes, como la que ilustra la presente entrada. La imagen no está tomada en un entorno urbano, sino en el embalse de Gabriel y Galán, en la provincia de Cáceres, pero este curso, sobre todo en primavera, son varios los recorridos en los que nos hemos topado con ella, y casi siempre algún macho con una presa en el pico. No obstante, no está cerrado el cupo de sorpresas o imágenes para el deleite, ya que aún faltan algunas salidas con escolares. Seguro que disponemos de nuevas observaciones con las que animaros a salir ahí afuera a disfrutar con el maravilloso mundo de las aves.

 

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