El mejor regalo: ver un martín pescador

Cuarenta y siete especies de aves diferentes. Este es el bagaje, estrictamente relacionado con la identificación, que sacamos de los seis recorridos urbanos de Aver Aves que hemos realizado desde la última entrada al blog. Lo abrimos con el martín pescador, uno de los protagonistas de la salida centrada en la celebración de un cumple que hicimos por Madrid Río. Pero también hubo un alcaudón real y un buitre negro en un safari urbano por Carabanchel y lavanderas cascadeñas y escolares encantadores por Villaverde.

Entre las múltiples razones por las cuales montamos Aver Aves en la ciudad estaba ya la de ofrecerlo como regalo y/o fiesta de cumpleaños. Hasta ahora lo habíamos hecho con peques, pero no con adultos. Es decir, en lugar de música, baile y que corra la comida y la bebida; un paseo urbano por Madrid Río y que corran, canten y vuelen las aves. Y en esto llegó el regalazo: un martín pescador envuelto en su bella librea.

Primero apareció cimbreándose en lo alto de un carrizo, muy pendiente de lo que corría por el agua. Luego voló dejando ese destello de colores turquesa y azul irisados para posarse en los muros que flanquean el río y que esperemos que con el tiempo se conviertan en álamos, sauces y alisos. Y ahí se quedó un buen rato, sin perder de vista el agua, exhibiéndose para que todo el mundo recibiera el regalo de su presencia.

Realmente fue uno de los muchos regalos que esa mañana de febrero se llevó Sara, la cumpleañera, y las amigas y amigos que le acompañaron en la celebración. Ver al martín pescador se ha convertido en uno de los momentos más agradables cuando se camina entre las orillas del renaturalizado Manzanares a su paso por Madrid Río.

Nos alegró que cada vez se vean más personas interesadas por la vida que bulle ahora en el cauce. “¿Venís de la zona del Puente del Rey?, porque hacia el Puente de los Franceses hay fochas”. “Ahora mismo, pasado el Vicente Calderón, entre el carrizal, hay posada una garza real”. Eran los comentarios que compartían personas con las que nos cruzábamos. Aparte de la admiración por la familia de gansos del Nilo.

Es una de las muchas satisfacciones que se reciben durante el pajareo urbano que fomentamos por todo Madrid. Como ver en otro recorrido con un grupo de personas vinculadas al Nodo de Consumo de Carabanchel y a otros colectivos de este distrito al animal más veloz del mundo (el halcón peregrino), a dos especies propias de campiñas y zonas agrícolas (alcaudón real y tarabilla común) y a una de las aves más grandes de España (buitre negro).

Ver al alcaudón real a doscientos metros de tu casa, sabiendo lo mal que lo está pasando, desbordó de emoción al grupo pajarero que formábamos. “Su declive es alarmante y esta tendencia hace saltar la voz de alarma al convertirla en una de las especies más amenazadas de la avifauna española en la actualidad”. Esto no lo dice cualquiera, sino la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), que lleva décadas estudiando sus poblaciones.

Y como remate, otro año más hemos salido con cuatro grupos de segundo de primaria del colegio de El Greco, del distrito de Villaverde. Ya os contaremos en otro momento las malas sensaciones que nos deja que, en este caso, se esté desnaturalizando el mismo río Manzanares en este tramo para “embellecerlo” con paseos, plantaciones uniformes y “limpieza” de las orillas.

Hoy preferimos hablaros de las buenas sensaciones. Por un lado, las que nos dejan el estornino negro y la paloma torcaz y la lavandera blanca que, respectivamente, saludan todas las mañanas desde los edificios y farolas que miran al cole y desde su patio mismo, y que, hasta ese momento, no se habían percatado de ello los peques de El Greco.

También tuvimos la compañía de cigüeñas blancas, picos picapinos, pinzones vulgares, ánades azulones, busardos ratoneros y lavanderas cascadeñas, entre otros, pero lo que también queremos destacar es la emoción y el cariño con la que viven estos escolares. Solo así se entiende que al final de la ruta, Marcos, muy serio, nos mire y nos suelte: “a mí no me ha gustado mucho el paseo”. Tragamos saliva. Para decir a continuación: “me ha gustado muchísimo”. Beso que se ganó.

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