El móvil y la garza real

Tan alta, tan espigada, tan escondida, tan bonita, tan espectacular, tan elegante, tan “es la primera vez que la veo profe”…  Sí, aunque cada vez es más común en zonas urbanas (como comprobaréis con las fotos que siguen a continuación), la garza real sigue pasando desapercibida para la gran mayoría de las personas y personitas que habitan y pasean por las ciudades. Tanto, que el móvil de algunos adolescentes esta vez no sirvió para chatear o ver un vídeo viral, sino para captar a esta vecina “inesperada”.

Foto de la garza real tomada con el móvil acoplado al telescopio que tomaron varios alumnos y alumnas del IES El Espinillo

Costó que la vieran porque, aunque algunas veces su presencia es más visible y notoria, en esta ocasión estaba al otro lado de la orilla, y en la nuestra, desde donde la observábamos, había un profuso entramado de ramas. “Está abajo, sobre una piedra, al borde del agua, se la ve muy espigada, con el cuello muy extendido”, les decíamos a los escolares. “Ay, profe, que no la veo, ¿dónde está”. Lógico, a la complicación objetiva se unía la nula práctica en detenerse a observar nuestro derredor más “biodiverso”.

Pero al final, todos y cada uno de los alumnos y las alumnas, y también las profes, de 1º A del instituto El Espinillo del distrito madrileño de Villaverde la acabaron viendo. Muchos, la mayoría, repitieron observación por el telescopio y el resto no separaba sus prismáticos de los ojos. Y todos coincidieron en la sorpresa, agradable e inesperada, de la presencia de la garza real a quinientos metros de la puerta del “insti”. De ahí que algunos no se quisieran ir sin llevársela de recuerdo en su móvil.

Garza real sobre un sauce captada en el mismo sitio en el que hacemos rutas con el cole El Greco

Días antes, también por Villaverde, en este caso con peques de segundo de primaria del colegio El Greco, hubo un encuentro igual de llamativo con esta elegante ardeida, nombre de la familia a la que pertenece. Como en el caso anterior, recorríamos la margen derecha del río Manzanares, admirando y valorando su vegetación de ribera, escuchando las sonoras notas del ruiseñor bastardo y el deslizarse de los ánades azulones sobre el lecho del cauce.

En uno de los tramos, otra garza real, más agazapada, ya se había percatado de nuestra presencia. Aguantó un poco la aparición de las primeras personas que íbamos en cabeza de la excursión, pero cuando aquello se convirtió en un grupo más numeroso, colorido y pelín ruidoso, la zancuda echó a volar remontando el río. Solo la vimos unas pocas, ante el lamento de la mayoría. Pero…

Sí, allí arriba, sobre la farola, y mientras tomábamos algo en un chiringuito de Madrid Río, divisamos otra garza real

La garza real, como si decidiera que el resto del grupo se merecía también que la vieran, apareció unos veinte minutos después; esta vez en vuelo elegante y silencioso, río abajo. Y ahí sí, el resto del grupo, profes incluidos, apreciaron esa elegancia, ese volar con el cuello encogido, dibujando una firma gris sobre el verde manto que componen álamos y sauces en este tramo del Manzanares.

Se nos escapó sin embargo la garza real en el recorrido urbano por Madrid Río que hicimos con la asociación de madres y padres de alumnos (AMPA) del colegio Pinar de San José de Carabanchel. Es un grupo al que nos sentimos muy unidos porque ya hemos salido con ellos en cinco ocasiones y, aunque en una de ellas, en el arroyo Butarque, vimos garza real, esperábamos dar también con ella el sábado de finales de marzo que estuvimos por Madrid Río.

A esta garza real ya no se la podrá ver más sobre este cedro de Madrid Río. Ha sido talado

Vimos muchas garcetas blancas, pero ninguna garza real. Hasta la podríamos haber visto sobre una farola, como ilustra una de las fotos. Donde será imposible verla ya será sobre el enorme cedro que crecía al lado del paseo Marqués de Monistrol, muy cerquita del puente de Segovia. La tala masiva de árboles llevada a cabo por el Ayuntamiento de Madrid por motivos sanitarios y de seguridad se ha llevado por delante demasiados ejemplares, incluido el cedro mencionado.

En Aver Aves seguimos confiando en la capacidad de adaptación de las aves a los entornos urbanos tan cambiantes, pero sobre todo en que las Administraciones Públicas valoren y protejan como se merece la biodiversidad urbana. Y si no, ahí están ONG como la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), que ha iniciado una nueva campaña muy interesante (Aves de Barrio), que os animamos a secundar, para proteger a las aves de entornos urbanos, y a los gorriones comunes en particular. Además, publican 100 medidas para la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos, documento a tener muy presente por esas Administraciones Públicas.

En fin, que queremos que todos los grupos escolares y de familias que se vengan con Aver Aves por entornos urbanos donde domine el medio acuático vean a una especie (entre otras) tan elegante, grande y bonita. Sorprender y motivar la admiración hacia especies como la garza real es también una potente herramienta de llamada a la concienciación y protección de la biodiversidad urbana.

Aquí nos permitimos una licencia con una garza real muy confiada en un parque urbano de Ámsterdam (Holanda)
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