Acabábamos de comenzar nuestro safari urbano y ya habíamos visto vencejos, palomas torcaces y domésticas, gorriones molineros y comunes, estorninos, urracas, cotorras argentinas y verdecillos. Algunos de ellos incluso a través del telescopio, con todo lujo de detalles. La emoción del momento llevó a Víctor, alumno del colegio Cristóbal Colón de Villaverde, en Madrid, a exclamar en su jerga la frase del titular. Una vez más, las aves nos hacían cumplir con nuestra máxima de partida: “vais a ver y oír cosas que las personas ni se imaginan que están ahí”. De nuevo, veíamos naves en llamas en Orión y rayos C centellear en la Puerta de Tannhäuser.