El pasado fin de semana Aver Aves se estrenó con una ruta para familias por El Retiro. Hasta ahora nos habían acompañado grupos escolares de 5º y 6º de primaria y 1º de secundaria. Primera vez que nos enfrentábamos a un grupo tan heterogéneo de mamás, papás y nenes entre cuatro y diez años; nervios, alguna improvisación sobre la marcha y… ta ta ta chán: las aves volvieron a salir a nuestro encuentro y el comentario final nos dejó henchidos de felicidad: “pues para ser la primera vez con estos grupos os ha salido muy bien”. Era sábado, era El Retiro y había un bullicio mayor entre la chavalería participante, pero ahí estaban, entre otras, las gaviotas sombrías y los ánades azulones en el estanque; las palomas torcaces picoteando incansables en las zonas de pradera; el pito real riéndose a nuestras espaldas; el mirlo común y el estornino negro confiados para mostrar de cerca las “siete diferencias” entre ellos; los carboneros comunes inquietos de árbol en árbol; y las cotorras, estridentes y mostrándose en plan “pandilleras” a la hora de buscar comida.