Uno de nuestros preferidos, sin duda, es el petirrojo. Ahora se le oye y ve menos en la ciudad porque cuando llega el calorcito prefiere los bosques y setos menos humanizados. Aún así, su encendido pecho anaranjado le hace igualmente inconfundible, y también su dominio del territorio frente a otros congéneres y otras especies. Es muy mandón.
Siguientes imágenes:
– La más pizpireta del grupo, también con mayor presencia en la ciudad durante el otoño/invierno. Pero a lavandera blanca también se la ve entre la primavera y el verano, con su figura estilizada, su cola meneándola arriba y abajo y su correr inquieto por el suelo, los mismo por una pradera verde que por el asfalto más duro.
– De entre los fringílidos, a los que pertenecen jilgueros, canarios y verderones, entre otros, hemos elegido al pinzón vulgar. Muy activo a ras de suelo, que picotea en busca de comida, muestra ahora, en primavera, lo mejor de su plumaje, en especial el macho. Contrastan mucho las partes grises de la cabeza con la espalda y pecho de tonos mieles y naranjas.
– Concluimos con la abubilla, la más punki de las aves. También de tendencia más “terrícola”, picoteando incesante entre las praderas (especialmente a primera hora, cuando están más blanditas) de cualquier parque en busca de alimento con su largo y curvado pico. La cresta y las alas blanquinegras acaban por definir a otra ave urbana harto bonita y fácil de distinguir.
Estamos seguros de que en tu próximo paseo por la naturaleza urbana no se te pasa identificar a estas siete bellezas de la avifauna. Y, como siempre, si quieres ampliar tu capacidad de identificación a más especies, solo tienes que ponerte en contacto con Aver Aves y montar una ruta para conseguirlo.