La felicidad que da un mirlo común

Aver Aves se puso de largo ayer, doce del doce del doce, en el parque madrileño del Retiro, con catorce encantadores alumnos y alumnas de quinto de primaria del colegio público Nuestra Señora de la Almudena. Los nervios desaparecieron cuando entraron en escena los chavales y las primeras palomas, gorriones y urracas que se pusieron a la vista. Niños y aves, una combinación maravillosa.

“¿Puedo pasar?”. Claro Mirlín, además aquí se habla muy bien de ti.

Marina, Carolina, Hugo, Natalia, Rocío, Lucía, Thais, Iván, Manuel, Zhong, Marta, Alisa, María y Matías. Cito a todos y todas (además de a las profes Carina y Ángela) porque son sólo catorce y porque nos han ayudado un montón a superar la primera prueba de fuego de Aver Aves. Nos han demostrado que distinguir un mirlo común de un estornino negro e identificar un petirrojo por primera vez les colma de felicidad y satisfacción, hasta el punto de salir disparados en cuanto divisaban al siguiente. Eso (la algarabía al verse capaces de reconocer a una paloma torcaz o al mirlo) nos ha impedido hacer un avistamiento de nivel en cantidad, pero, qué leches, tocaba deleitarse con la calidad y el entusiasmo de niños y niñas que, por primera vez, aprenden a identificar a la mayoría de las aves que vimos y oímos.

Unas cuantas explicaciones antes de comenzar. Ejercicio de agudeza visual; ¿dónde está Cigu, la mascota de las rutas de Aver Aves?

Y todo ello gracias a la biodiversidad urbana, banderín de enganche para conocer y respetar al resto de la biodiversidad y al medio ambiente en general. Se entusiasmaron con aves que están a escasos metros de su cole y que hasta ayer mismo les habían pasado desapercibidas. Había cierto miedo a que surgieran frases como: “¿queda mucho profe?”, “me aburro, ¿cuándo acabamos?” Todo lo contrario, se pasó el tiempo tan deprisa que hicimos una demostración express de digiscoping (hacer fotografías a través de un telescopio) porque había que acabar rápido y volver al cole. Era la hora de salida y les esperaban sus mamás y papás. El aula, ayer, fue al aire libre.

Los chavales enseguida le cogieron el tranquillo al avistamiento con prismáticos

Y todo ello gracias a la biodiversidad urbana, banderín de enganche para conocer y respetar al resto de la biodiversidad y al medio ambiente en general. Se entusiasmaron con aves que están a escasos metros de su cole y que hasta ayer mismo les habían pasado desapercibidas. Había cierto miedo a que surgieran frases como: “¿queda mucho profe?”, “me aburro, ¿cuándo acabamos?” Todo lo contrario, se pasó el tiempo tan deprisa que hicimos una demostración express de digiscoping (hacer fotografías a través de un telescopio) porque había que acabar rápido y volver al cole. Era la hora de salida y les esperaban sus mamás y papás. El aula, ayer, fue al aire libre.

Las guías de aves sirven para identificar y conocer algo más sobre colores, formas y hábitos.

Las profesoras también nos hicieron un poco más tarde un primer resumen de la puesta de largo de Aver Aves: “He comentado en el colegio lo maravilloso que ha sido el itinerario Aver Aves; además, los chavales han venido encantados y en el comedor han comentado lo bonito que les ha parecido todo. Los demás chavales del cole me preguntan que cuándo van a ir ellos y la profe de Conocimiento del Medio (clase que han tenido por la tarde) me ha dicho que se han pasado la clase hablando de pajaritos y demás aves”.

Poca cosa más que contar. Que el lunes nos esperan sus compis de sexto, del mismo colegio y en el mismo lugar, el Retiro, pero que estamos deseando que los alumnos y alumnas de otros coles e institutos se apunten a Aver Aves para que disfruten de la misma manera con la fauna alada y el entorno «biodiverso» que hay en los parques y jardines más cercanos a sus centros escolares.

 

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