La sierra, madreselvas, colirrojos y currucas en tu barrio

Vistas a la sierra de Guadarrama entre eucaliptos y un cementerio; un seto frondoso de madreselva salteado de olmos en paralelo a la ruidosa M40; y currucas cabecinegras y colirrojos reales que pasan desapercibidas cerca del bullicio de un centro comercial. Contrastes como los citados solo se presencian si aprendemos a descubrir los paisajes urbanos que tenemos a nuestro lado. Una vez más un recorrido de prospección para comprobar la viabilidad de uno de esos paisajes (el extrarradio de parques, caminos y pinares de Carabanchel), para hacer rutas de Aver Aves con escolares dio positivo.

Hermoso seto de madreselva salteado de olmos y pinos, entre tendidos eléctricos y la M40

También te puedes encontrar cosas desagradables, como, aparte del intenso tráfico que rodea cualquier paseo urbano, la basura acumulada o los desperdicios del fin de semana que siguen dejando botellones insolidarios. Son insolidarios con la flora y la fauna, pero también con las propias personas que lo hacen, porque ensuciar y alterar cualquier tipo de naturaleza es echarnos poco a poco manchas como humanidad, que cada vez son más difíciles de quitar, y ahí está el cambio climático para atestiguarlo.

Pero bueno, afortunadamente el recorrido perimetral que realizamos por los límites meridionales del distrito de Carabanchel, dio mucho bueno de sí. Para comenzar, animamos desde ya al profesorado y familias de colegios e institutos cercanos a vivir in situ la migración de pequeñas aves que, como el papamoscas cerrojillo y el colirrojo real, hacen escala entre la biodiversidad urbana para retomar luego el viaje de regreso a África.

Transición de pradera típica de parque a un pinar, un buen lugar para divisar aves que picotean de ambos ambientes

Es una excelente manera de incorporar contenidos de geografía en los recorridos con el alumnado. La migración es uno de los fenómenos más espectaculares que ofrecen las aves, con desplazamientos de miles de kilómetros (a veces muchos más, como los 20.000 kilómetros del charrán ártico) en busca de los mejores lugares donde encontrar alimento fácil y las condiciones climáticas más idóneas.

En estos momentos, al que seguro encontramos en casi cualquier parque de Madrid, incluidos los que recorrimos de Carabanchel (Emperatriz María de Austria, Tanatorio Sur, Volatería y Pan Bendito), es al papamoscas cerrojillo, que tras pasar el verano en el centro y norte de Europa regresa a África huyendo del frío y las lluvias (deseamos) que se avecinan. Mientras tanto hace escala en lugares como los parques urbanos para descansar y reponer fuerzas, volando incesantemente de las ramas al suelo para devorar insectos.

Imagen captada de forma fugaz de un colirrojo real en uno de los parques de Carabanchel

Nuestro recorrido por la periferia urbana de Carabanchel nos deparó otra sorpresa relacionada con la migración: el avistamiento de un colirrojo real. Os recomendamos ver el vídeo que le hicimos y hemos subido a nuestro canal de Youtube . Ya le habíamos visto en el parque Arriaga, en el barrio de Pueblo Nuevo, pero no con tanto detenimiento y de forma tan continuada.

Como el papamoscas cerrojillo, hace escala aquí en su periplo migratorio y no deja de cazar y cazar invertebrados para llenarse de energía antes de retomar el rumbo a África. De pecho, vientre y cola rojizos, cara negra y ceja blanca, está al alcance solo de quienes buscan la belleza de lo cercano y a la par desconocido.

Pero hubo muchos más momentos agradables, porque que te saluden con su piar y volar amigas más habituales, como abubillas, pitos reales, mirlos, gorriones molineros, urracas o carboneros, siempre alegran cualquier paseo. No alegran tanto las cotorras argentinas, convertidas en plaga en lugares puntuales (especialmente del parque Emperatriz María de Austria) y viendo cómo las ramas de cedros y cipreses se vencen y parten por el excesivo peso de sus inmensas “viviendas”.

Por el contrario, el seto de madreselvas salpicado de olmos que crece en paralelo a la M40 supuso todo un descubrimiento amistoso, al ser refugio de pequeñas avecillas que van y vienen en sus menesteres, principalmente culinarios. Así vimos a currucas cabecinegras y capirotadas, mosquiteros comunes y a los propios papamoscas cerrojillos.

Cigu observando atentamente por el telescopio a las currucas cabecinegras

Se trata de una franja con vegetación dispersa (también hay eucaliptos, retamas, pinos, majuelos y álamos) encajonada entre el cementerio de Carabanchel Alto y un centro comercial por un lado y la M40 por otro. Desde aquí mismo hay ocasión también de contemplar la sierra de Guadarrama con un día claro y el posado de algún cernícalo vulgar sobre las torretas de alta tensión.

Más de veinte colegios, institutos y escuelas infantiles (hay que recordar que este año ampliamos el rango de edad con rutas para menores de seis años) están cerca de alguno de los puntos que recorrimos en nuestro último pajareo urbano carabanchelero. De nuevo, una puerta abierta a aulas al aire libre donde aprender, entre otras muchas cosas, la geografía que nos enseñan el papamoscas cerrojillo y el colirrojo real.

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