Ante un posible impacto ambiental, es muy común banalizar e intentar desacreditar la biodiversidad de un lugar, y en concreto de un estanque, lago o río urbano diciendo que: “total, solo hay patos”. En el tramo de medio kilómetro del río Manzanares que el Ayuntamiento de Madrid ha iluminado con focos dirigidos al cauce hemos visto, entre otras, garza real, garceta común, agachadiza común, gallineta común, cormorán grande, gaviotas reidora, sombría y patiamarilla, martín pescador, ganso del Nilo, lavanderas blanca y cascadeña, cetia ruiseñor y ánade azulón. Solo el último es un pato. Es uno de los muchos argumentos que podríamos esgrimir para oponernos, junto a ochenta científicos, más de veinte asociaciones y ciudadanía en general a esta iluminación artificial sin sentido.