Luces contra las aves y el resto de fauna y flora, no solo patos

Ante un posible impacto ambiental, es muy común banalizar e intentar desacreditar la biodiversidad de un lugar, y en concreto de un estanque, lago o río urbano diciendo que: “total, solo hay patos”. En el tramo de medio kilómetro del río Manzanares que el Ayuntamiento de Madrid ha iluminado con focos dirigidos al cauce hemos visto, entre otras, garza real, garceta común, agachadiza común, gallineta común, cormorán grande, gaviotas reidora, sombría y patiamarilla, martín pescador, ganso del Nilo, lavanderas blanca y cascadeña, cetia ruiseñor y ánade azulón. Solo el último es un pato. Es uno de los muchos argumentos que podríamos esgrimir para oponernos, junto a ochenta científicos, más de veinte asociaciones y ciudadanía en general a esta iluminación artificial sin sentido.

Es evidente que esta iluminación tan notoria y colorida no le viene bien a la biodiversidad fluvial. Foto: Rosa Tristán

Y ojito con el ánade azulón, una anátida tan respetable como las demás, que hasta lo de “pato” sin más se le queda corto y a veces adquiere un punto despectivo. No por ser el ánade más numeroso en Madrid y en la península ibérica, deja de tener su valor, en especial ahora, cuando muchos ejemplares del centro y norte de Europa bajan hasta aquí para pasar un invierno menos riguroso. Es decir, que algunos de los ejemplares que vemos en el tramo urbano del río Manzanares es posible que vengan de latitudes más septentrionales y encuentran aquí mejor acomodo y descanso.

¿Descanso? El Ayuntamiento de Madrid se lo pone cada vez más difícil, al ánade azulón y a las decenas de especies de fauna y flora que, afortunadamente, han retornada al río tras su renaturalización en 2016. La última ocurrencia es iluminar de noche, de viernes a domingo, con 61 focos dirigidos al lecho del río, 560 metros de su tramo urbano, entre los puentes de Andorra y Oblicuo.

Hay que pensar que muchas aves que ahora vemos en el río, incluso mejor y más cerca que en otros humedales, como agachadizas, polluelas, chorlitejos, andarríos y martinetes, eligen este tramo porque se sienten más seguras. Los muros que limitan ambos márgenes impiden que las personas nos acerquemos más de los debido, y eso lo saben las aves. Es una seguridad que se ve claramente alterada con su iluminación nocturna.

Imagen de una agachadiza común justo en el tramo que acaban de iluminar

Con anterioridad a la activación de la iluminación, ochenta científicos asociados a importantes centros de investigación de España (Museo Nacional de Ciencias Naturales, Estación Biológica de Doñana, Universidad Autónoma de Madrid, Instituto Astrofísico de Canarias, Instituto de Ciencias del Mar, Centro de Investigación en Biodiversidad y Cambio Global, Universidad de Córdoba, etcétera) dejaron claro en un manifiesto que “dicha actuación podría producir, de manera totalmente innecesaria, importantes impactos sobre la rica fauna que actualmente habita en el río, pudiendo afectar tanto a vertebrados como a invertebrados, y muy especialmente al grupo de las aves”.

Tampoco le sirvieron al Ayuntamiento los argumentos del vecindario, plasmados en 52.000 firmas recogidas en Change.org, ni el recurso contencioso-administrativo interpuesto hace un año por la Asociación Pasillo Verde Imperial y Ecologistas en Acción. Sobre esto último, las entidades denunciantes vuelven a insistir en que “el proyecto incumple el Plan Especial del Río Manzanares y supondrá un grave impacto medioambiental en un río cuya renaturalización es referente a nivel nacional e internacional”.

Una de las funciones esenciales de la avifauna del río, la de insecticidas naturales, se puede ver alterada

Curiosamente, en la nota de prensa del Ayuntamiento anunciando esta “benévola” iluminación, se reconoce que sí se da contaminación lumínica, pero que “los focos están situados en un cajetero del río, limitando las emisiones luminosas hacia el cielo”. Es decir, ¿que si los focos iluminan al río, a su flora y a su fauna, es menos contaminación lumínica que si lo hacen al cielo? Una incongruencia más, como la de que “ofrece también más seguridad a los viandantes”. Como argumentan desde la asociación vecinal Pasillo Verde Imperial: “No estamos en contra de que se ilumine mejor la zona, pero entonces las luces han de apuntar hacia los paseos, no hacia el agua, que es una zona sin acceso».

La guinda al pastel de las incongruencias la puso recientemente Inma Sanz, primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, en declaraciones recogidas por Europa Press donde expresa que “tampoco es una iniciativa especialmente novedosa en el ámbito europeo porque la mayoría de los grandes ríos de Europa están iluminados y, por lo tanto, no hay ningún problema en hacerlo así, como nos lo acreditan muchos técnicos”.

Primero, no nos consta, por propia experiencia, que grandes ríos como el Sena en París, el Moldava en Praga o el Támesis en Londres tengan focos dirigidos directamente al río. Sí están iluminados los puentes que los cruzan y los paseos que los bordean. Por otro lado, el río Manzanares no es un gran río en el sentido de estos mencionados en cuanto a caudal e incluso anchura. Pero sí es un gran río en su punto urbano con respecto a ellos en cuanto a biodiversidad dentro de su cauce, con una mayor variedad de flora y fauna. Por eso tiene aún menos sentido iluminarla.

Imagen de la última concentración ciudadana contra la iluminación artificial del cauce del Manzanares

Por toda esta cadena de despropósitos, mentiras e incongruencias, Aver Aves estuvo presente en la última concentración junto al río reclamando: “Por un río vivo, no a las luces”. En nuestro caso, el tramo ahora iluminado se ha convertido en un recurso educativo de primer orden. Decenas de escolares de centros como el CEIP Marqués de Marcenado, el IES Gran Capitán o el Colegio San Alberto Magno, situados cerca del tramo iluminado, disfrutan con el ir y venir de ánades azulones, lavanderas, gallinetas, cormoranes, gaviotas, garzas y martines pescadores.

Hay que parar esta sinrazón y sobre todo evitar que se extienda si, como dice el Ayuntamiento de Madrid, se trata de un proyecto piloto e, intuimos, quiere llevar la iluminación al resto del tramo urbano. Esperemos que no. Lo esperamos nosotras, las personas, y el resto de seres vivos que han colonizado el Manzanares desde su renaturalización. Tenemos que insistir hasta la saciedad que la naturaleza urbana no la tenemos que amoldar solo para el deleite de las personas. La especie humana es una entre centenares que tienen el mismo derecho, o más, a disfrutar de un medio vivo y sano. Si permanece sano el resto de la biodiversidad, también lo estaremos las personas.

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