Aparte del paisaje y la biodiversidad en sí del propio parque, la altura que gana en algunos de sus puntos permite que se tengan vistas de relieve del valle del río Jarama y de la sierra de Guadarrama, lo que acrecienta las posibilidades de observar, por ejemplo, aves rapaces en vuelo. Con los sentidos puestos en el interior del parque, y siempre intentando huir de los lugares más concurridos y hormigonados, habrá oportunidad de disfrutar con todo tipo de pequeñas aves, desde gorriones a carboneros, pasando por lúganos, mosquiteros, currucas y lavanderas.
La gran variedad de especies de árboles y, con ello, de brotes, frutos e invertebrados asociados, favorece la presencia de esta diversidad de la avifauna. Hablamos, entre otros, de abedules, fresnos, cipreses, abetos, álamos, pinos, arces, palmeras, acacias, tilos, olivos y granados; sin olvidar a los importantes setos de cotoneaster, enebros rastreros, fotinias, adelfas y agracejos, tan importantes como lugares de refugio, alimentación y cría. Es fácil ver a los mirlos comunes y los petirrojos correr a esconderse en estos últimos en momentos de mucha algarabía en el parque.
Terminamos recordando que, aparte del Monte de Boadilla y el parque Juan Carlos I, durante este mes de enero también recorremos el parque Lineal del Manzanares con el colegio El Greco de Villaverde, el Forestal de Entrevías con más familias de la FAPA Giner de los Ríos y el Eugenia de Montijo (Carabanchel) y Las Cruces (Carabanchel y Latina) con familias de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA). Sin duda, un buen elenco de zonas verdes donde practicar safari urbano y abrir aulas en los parques en este comienzo del año de los tres patitos: 2022.