Ni lavandera blanca, ni milano real, ni ruiseñor bastardo… y la semana pasada escribieron sus nombres en sus primeros cuadernos de campo. Y oyeron por primera vez historias apasionantes y algunas dolorosas (“¿pero eso es verdad profe?”) sobre estorninos negros, gorriones comunes y cigüeñas blancas. Y, lo más importante, también por primera vez, vieron en libertad y sintieron cerca a todas estas especies. Cuatro grupos escolares de segundo de primaria del colegio El Greco de Madrid quedaron entusiasmados con la biodiversidad que tienen alrededor. Tanto, que acabaron pidiéndonos una dedicatoria.