No es el Orinoco, ni el Congo, ni el Nilo, es el Quiñones, un arroyo que desemboca en el río Jarama, a la altura de las lagunas, o charcas, de Belvis. Este humedal, un gran desconocido del paisaje madrileño, es un auténtico paraíso para las aves acuáticas… pero, cuidado, que nos desviamos, que no vamos hacia la desembocadura. Aquí lo que hicimos fue remontar el arroyo Quiñones desde un parque de nuevo cuño, frente al hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes. Fue allí donde nos citamos con unas familias ávidas de conocer eso que dan en llamar: “decenas de especies de aves al lado de tu casa y tu cole y tú sin enterarte”.