Tres mil escolares ven cien especies de aves en 130 parques de Madrid

Las cifras son frías, pero a veces vienen bien para resaltar la importancia tanto de la labor de Aver Aves desde que comenzamos en el curso 2012-2013, como de la biodiversidad que hay al lado de casas y centros escolares. La gente se sorprende: “¿tantos parques hay en Madrid?”. Sí, y no hemos recorrido ni una quinta parte. Y añaden: “y se ven tantas aves en ellos”. Sí, y algunas más. Y terminamos: ¿sabéis que esos tres mil escolares no llegan al 0,3 por ciento de todo el alumnado matriculado en la Comunidad de Madrid? Por eso las aves nos animan para que en el curso 2017-2018 creemos más y más aulas al aire libre con ellas de protagonistas.

Lo siento por quienes aún disfrutan de días de ocio y asueto y les molesta tanto como a mí que unos grandes almacenes nos recuerden la “vuelta al cole” en anuncios y folletos, pero en Aver Aves estamos a punto para impulsarnos con las alas de nuestras amigas hacia el curso 2017-2018. Nuestro principal reto sigue siendo que el alumnado, profesorado y familias conozcan y palpen la gran biodiversidad que hay a las puertas de sus casas y centros escolares, y que aprendan y logren conservarla.

Desde el curso de nuestro comienzo (2012-2013), casi tres mil alumnos y alumnas (y cerca de doscientos adultos entre profes, madres y padres) se han sentado en parques, escudriñado sus setos y praderas, pateado orillas de lagos, estanques y ríos y vigilado ramas y troncos de árboles para dar con más de cien especies de aves, para sorpresa y deleite de la gran mayoría.

Que conste que también miramos mucho al cielo para saludar a grullas, cigüeñas, buitres y gaviotas; y a los tejados para comprobar que nadie comete ninguna tropelía contra los nidos de aviones y golondrinas que se alojan en ellos: “anda, pero entonces son las que hacen el nido en los balcones de mi urba”. Y todo sin desmerecer al gorrión común, la paloma doméstica, la lavandera blanca y la urraca que se pasean entre la acera y la calzada.

En este curso, aparte de anotar unas cuantas especies más vistas por primera vez en nuestros pajareos urbanos, como el avión zapador y el carricero común, hemos incorporado a peques de menos de siete años. Eran, hasta ahora, los “grandes” ausentes (que no olvidados) de Aver Aves, a pesar de que familias y coles nos lo demandaban. Dos rutas con estos peques por el parque de San Isidro de Carabanchel nos han confirmado que se pueden venir para que les presentemos al mirlo, la golondrina y el petirrojo.

Aunque parezca una cifra abultada (sí es importante), los tres mil escolares que ya se han venido con Aver Aves representan solo el 0,3 por ciento de los 1,2 millones que se reparten entre centros públicos, concertados y privados. En total hemos salido con grupos de 22 colegios e institutos (muchos han repetido, como El Greco, Pinar de San José, Nuestra Señora de la Almudena o María Inmaculada) de un total de 3.612 repartidos por toda la Comunidad de Madrid.

Conclusión: aún quedan muchos escolares y muchos centros por conocer las aulas al aire libre que montamos para disfrutar no solo de la presencia y experiencia que aportan gorriones, cotorras y pájaros carpinteros, sino también de los alcornoques, acacias, cedros y pinos que los acogen. En definitiva, una biodiversidad que está al alcance de nuestras manos y que debemos mostrar a nuestra descendencia y aprender juntos a amarla.

Y como siempre, una recomendación: que no se os pasen el otoño y el invierno sin veniros a una de nuestras rutas. Aún no se han ido algunas aves estivales, están en pleno paso las migratorias que bajan de Europa y avanzado septiembre comenzarán a venir las invernantes. Sin contar a las más frioleras, que ahora pululan por bosques y montañas y en invierno se vienen a la ciudad.

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