Un árbol de 470 hectáreas y muchas aves junto a él

El parque Forestal de Valdebebas o de Felipe VI, en el distrito madrileño de Hortaleza, tiene forma de árbol, aunque le falta un hervor para que sea de verdad forestal. No obstante, la suerte de contar, entre otros muchos, con abedules, quejigos, encinas, sabinas, granados, cerezos, pinos piñoneros y abundante vegetación de ribera, hace que la variedad de especies de aves sea notable. Tres horas de calurosa mañana veraniega dieron para observar treinta especies diferentes, algunas en pleno paso migratorio, como currucas, papamoscas y collalbas.

El parque Felipe VI de Valdebebas contiene estanques y rías que semejan humedales salvajes

El diseño del parque de Valdebebas es un gigantesco árbol de casi 500 hectáreas. Sus raíces y el comienzo de su tronco crecen desde el recuperado arroyo de Valdelahiguera, zona que es un auténtico “punto caliente” para la observación de aves, al estar rodeado por bancales donde crecen numerosos frutales y por zonas abiertas de matorral ralo. Fue el punto en el que el zarcero común, la collalba gris y el papamoscas gris se dejaron ver. Muy posiblemente se trataba de ejemplares haciendo escala en su periplo migratorio hacia África.

Mapa del parque donde se observa su estructura en forma de árbol, con las raíces a la derecha y la copa hacia la izquierda

Tanto esta zona húmeda, como el curso del arroyo de Las Zorreras y su embalse final y las isletas con agua que se reparten por los arboretos del tronco central del “árbol” son lugares apetecidos también por lavanderas, fochas, gallinetas y ánades azulones. Ahora en verano se agradecen estos rincones más húmedos, ya que al resto del parque, que tiene poco más de un año de vida, le faltan que tomen cuerpo las masas vegetales que representan ecosistemas de La Mancha, La Alcarria, Sistema Central, Montes de Toledo y Sistema Ibérico.

Uno de los puntos más interesantes para la observación de aves, el arroyo de Valdelahiguera

Esas zonas a medio hacer, o que no esperan tanta densidad arbórea, como La Alcarria y La Mancha, son propicias para sorprenderse con el correteo de cogujadas y abubillas, el vuelo de arbusto en arbusto de jilgueros y currucas cabecinegras y la esquiva vistosidad de las perdices rojas. Con riesgo de equivocarnos, porque no llegamos a recorrer todo el parque, creemos que a la prolija ornamentación y mobiliario que rematan arboretos, miradores y senderos le faltan observatorios y paneles específicamente orientados a la diversidad ornitológica existente.

Cogujadas, currucas y jilgueros revoloteaban entre el matorral ralo de La Alcarria

El parque se merece otra visita (la tenemos apuntada para el otoño/invierno) para recorrer las zonas que nos dejamos en el tintero (básicamente la mitad noroeste) y para comprobar qué otras especies de aves lo visitan y habitan en épocas menos cálidas y más lluviosas. Incluso a otras horas, para disfrutar de rapaces nocturnas, como el búho chico de este vídeo. Eso sí, al pito real, la paloma torcaz, el mirlo común, los gorriones molineros y comunes, el petirrojo y el verdecillo les veremos durante todo el año.

También faltan coles e institutos en el entorno, y por lo tanto grupos de escolares cercanos con los que admirar la diversidad forestal y ornitológica del parque. Como se trata de un nuevo desarrollo urbanístico de la capital, hay proyectos y parcelas reservadas para esos centros escolares, pero aún no son una realidad. Lástima, porque fueron alumnos y alumnas de varios coles de Madrid los que contribuyeron a plantar buena parte de esa riqueza forestal.

No obstante, y a pesar de que la señalización y la movilidad sostenible hasta aquí deja que desear, esta zona verde tiene ya suficientes alicientes para organizar en ella una ruta desde cualquier otro punto de Madrid, especialmente desde colegios de Sanchinarro. Para los/las amantes del pajareo en bici, recordar que hay dos ramales que salen hacia el parque desde el Anillo Verde a la altura de Sanchinarro.

Zona que representa el Sistema Ibérico, con el skyline de la ciudad de Madrid al fondo
En Aver Aves ya tenemos localizados varios puntos que ofrecen suculentas observaciones
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