Un parque y quince coles e institutos

El parque Emperatriz María de Austria, popularmente conocido como parque Sur, es una de las zonas verdes madrileñas que reúne mayores alicientes para transitarlo en busca de las aves que lo habitan. Hay tres razones fundamentales para asegurar esto: es uno de los más extensos de la capital (el más grande del distrito de Carabanchel, con 66 hectáreas), contiene una gran variedad de ambientes consolidados (pinares, praderas, jardines arbustivos, estanque y ría) y está rodeado de hasta quince centros escolares desde los que planificar sencillas y atractivas rutas para conocer una avifauna que a estas alturas del verano se muestra en forma de grupos familiares muy activos.

Lavandera blanca posada en uno de los árboles cercanos al estanque del parque Sur

En estas fechas el estanque situado en la parte baja del parque (la zona de ampliación hacia el sur) está seco, pero el agua que queda en la ría y los charcos provocados por el riego mantienen activa la vida animal. No están las gaviotas sombrías y reidoras y los ánades reales que se ven entre el otoño y el invierno, ni los esporádicos tarros canelos que a veces se dejan caer por sus orillas, pero sí hay activas familias de lavanderas. Los jóvenes de este año, de plumaje más grisáceo y apagado que el llamativo blanco y negro de los adultos, aprenden a capturar invertebrados en el suelo, mientras los progenitores observan sus evoluciones posados en los árboles.

En días calurosos conviene ser pacientes y aguantar algunos minutos frente a los pequeños charcos de agua que se crean. Con paciencia, se disfrutará del baño, refresco y abrevado de gorriones comunes y molineros, verdecillos y verderones. En este primer repaso no hay que olvidar que ya se habrá disfrutado de los compañeros de ruta más comunes: urraca, tórtola turca, vencejo común y palomas torcaces y domésticas. Con suerte otros menos comunes, como el autillo (rapaz nocturna), aportan a la escena su aflautado silbido.

Una familia de pitos reales (hembra, macho y joven) comparten tareas de captura de invertebrados en el suelo

La mencionada zona de ampliación del parque (al sur) comienza a tomar un tono forestal muy acogedor con el crecimiento paulatino de sus árboles, especialmente pinos, lo que permite que carboneros comunes y garrapinos y agateadores comunes se dejen ver con asiduidad. En el suelo, otra escena familiar acapara la atención en estos días. Macho, hembra y joven de este año de pitos reales muestran una momentánea algarabía derivada del adiestramiento paterno hacia el joven en la captura de invertebrados y la presencia activa de las cotorras argentinas.

Estas últimas merecen una atención aparte, ya que en los cedros situados en la parte central de la zona antigua del parque albergan una de las colonias más numerosas de Madrid. Hay árboles que aguantan hasta seis nidos diferentes de esta ave exótica. Su observación da para una mini-clase sobre los efectos que las especies invasoras ocasionan en el medio que colonizan, incluida la controversia reciente creada por la Comunidad de Madrid, que permite la captura y muerte tanto de la cotorra argentina, como la de Kramer y el mapache.

Son muchos los rincones de los parques urbanos, y especialmente del que nos ocupa, que ofrecen paradas lúdico-educativas para hablar de especies invasoras, comportamiento familiar, cantos, plumajes, formas de vuelo, migración… Un joven mirlo afanándose por dar con algún insecto suculento en un tocón de árbol, un grupo de estorninos buscando también alimento en las praderas recién regadas y un herrerillo común saltando de rama en rama de los árboles para extraer jugosas semillas añaden alicientes faunísticos a la visita.

Praderas con flores y ría con vegetación de ribera y exótica en el parque Sur

Pero lo mejor de todo reside en que los colegios San Viator, República de Venezuela y Arenales y los institutos Calderón de la Barca y Emperatriz María de Austria tienen a dos pasos la entrada al parque por la zona del intercambiador de transportes de la plaza Elíptica. Los colegios Ecuador, Arcipreste de Hita, Gonzalo de Berceo, San Ignacio de Loyola, Santa Beatriz de Silva y Julián Besteiro tienen también fácil acceso a través de la Vía Lusitana, especialmente los cuatro últimos. Algo más alejados, pero comunicados con atractivas caminatas a pie hasta el parque, quedan el instituto y el colegio Pradolongo y los colegios Perú y Costa Rica.

Nada menos que quince centros escolares desde los que comenzar a pie un safari urbano para dar con la fauna más desconocida que comparte hábitat con nosotros. Sí, amigos y amigas, sigue siendo desconocida, por mucho que algunos docentes e incluso familias no acaben de valorar eso de “dar un paseo por el parque de toda la vida”. Si os apuntáis a las rutas de Aver Aves que comenzarán con el curso escolar 2013-2014 comprobaréis toda la vida que bulle a nuestro alrededor y que hasta ahora no habíamos reparado en ella. Os esperamos.

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