Es cierto que hemos suspendido alguna salida (contadas con los dedos de media mano) por culpa de la lluvia, pero nunca nos había impedido realizarlas una vez en marcha, sorteando incluso algunas gotas en varios pajareos urbanos. Ha sido en pleno verano (6 de julio), en un lugar de postín (el Real Jardín Botánico) y con invitados de lujo (la televisión francesa) cuando nos cayó el gran chaparrón que obligó a alterar completamente nuestro itinerario por este vergel de la ciudad de Madrid. Pero las aves siempre están dispuestas a compensar cualquier contratiempo. Esta vez fue un abejaruco.