Aver aves con muletas

El pasado siete de febrero recorrimos el parque Lineal de Palomeras, en el distrito de Vallecas, con alumnas y alumnos de secundaria y bachillerato del IES Antonio Domínguez Ortiz. Quedamos muy satisfechos en general con el comportamiento y atención del grupo de 25 estudiantes, incluido uno de los alumnos que llevaba muletas. “¿De verdad que quieres ir a la excursión?”, le preguntó el director. “Sí, me apetece ir”, contestó el alumno. Se demostró que también con una discapacidad de este tipo (en este caso circunstancial) se puede disfrutar de principio a fin (tres horas y con algo de frío) de un recorrido en el que les presentamos por primera vez a unos vecinos que desconocían pero que llevan con ellos mucho tiempo; del cormorán a las cotorras. 

Explicaciones en uno de los estanques del parque Lineal de Palomeras

Sí, del cormorán grande a las cotorras argentinas porque con ambas especies comenzó y concluyó, respectivamente, nuestro periplo con un grupo de alumnos en cuya concreción de la salida ha tenido mucha culpa Pablo Rivas, uno de esos profes que no nos cansamos de valorar aquí por su tenacidad a la hora de creer en la propuesta de Aver Aves y acabar materializándola en una ruta con su centro escolar. El cormorán grande apareció a las primeras de cambio, sobre la cúspide de una conífera. “¿Un ave marina en Madrid?”

La salida de Aver Aves, enmarcada en el proyecto Ecoescuelas del IES Antonio Domínguez Ortiz

Las personas asiduas a este blog notaréis que es una pregunta recurrente en nuestras salidas, así como la consiguiente explicación al porqué de la presencia de cormoranes y gaviotas en pleno centro peninsular. Como también lo es la afirmación: “Ay hija, pero cómo que vais al parque del barrio a ver pájaros, si ahí no hay casi ninguno”. Fue el comentario que le hizo la abuela de una alumna del grupo antes de partir hacia ese parque con Aver Aves. Varias aves marinas (el cormorán y la gaviota sombría), una zancuda (cigüeña blanca), dos pájaros muy pizpiretos (colirrojo tizón y lavandera blanca), una acuática (ánade azulón) y una invasora (cotorra argentina) después, ya se disponía de argumentos para rebatir a la abuela.

Las cotorras argentinas llegaron a modo de despedida, justo en el mismo lugar que comenzamos la ruta y avistamos al cormorán, en el estanque situado más al norte del parque Palomeras. Estuvimos hablando tanto de ellas durante el recorrido que al final acudieron físicamente ante nuestras menciones. Así se demostró lo imprevisible que es la avifauna. No fue una jornada especialmente prolija en observaciones e identificaciones con el grupo, pero en los recorridos antes y después de estar con él vimos trece especies diferentes en el entorno del instituto, incluidos mitos y herrerillos, que “se negaron” a mostrarse ante los alumnos y alumnas y las profesoras y el director del centro que nos acompañaron y ayudaron durante la ruta.

Comprobamos el colchón sonoro que supone el parque frente a la carretera M 40

Sobre esta actividad decir que la acompañamos con contenidos sobre gestión de residuos (reducción, reutilización y reciclaje), ya que el instituto participa tanto en un programa Comenius con otros centros europeos que trabajan en el mismo tema, como en otro de Ecoescuelas. Al fin y al cabo, la conservación de la biodiversidad urbana también depende de factores y comportamientos básicos relacionados con la gestión de residuos, agua y energía.

Infórmate sobre nuestras rutas para colegios, institutos y ampas por parques y jardines de la Comunidad de Madrid.

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