A falta de árboles, buenas son antenas. No es que abominemos en Aver Aves a los árboles, ni mucho menos. Cuantos más haya y se respeten en las ciudades, mejor. Pero estamos seguros que muchos escolares, cuando se asoman a las ventanas de sus casas y coles en Madrid lo que alcanzan a ver son edificios enladrillados, asfalto, tejados y antenas, de televisión y de telefonía móvil. Pues bien, en las primeras amaneció el otro día el cernícalo vulgar de la fotografía, la rapaz diurna más urbana de todas. Y no es la primera ni única vez que una antena depara un avistamiento ornitológico de este tipo.