Diez minutos con la abubilla

Costó mover al grupo de alumnas y alumnos de 4º de la ESO del IES Mariano José de Larra del punto del parque Eugenia de Montijo en el que vimos a una abubilla. Casi ninguno la había visto antes por esta zona verde urbana de Carabanchel; tampoco sabían que a menos de cien metros se encuentra el edificio en pie más antiguo de Madrid (la ermita de Nuestra Señora de la Antigua); y  pocos, que gracias a la presión vecinal se impidió que una carretera se llevara por delante gran parte del parque. De nuevo, una ruta de Aver Aves deparó sorpresas, descubrimientos y curiosidades que agradecieron los escolares que la vivieron.

Así es la abubilla, lo suyo es buscar sin pausa invertebrados bajo el suelo y le da lo mismo que haya 60 ojos pendientes de ella.

Realmente, en tres días tuvimos tres salidas: jueves 20 de junio, viernes 21 y sábado 22. Las dos primeras fueron con grupos de 4º (IES Larra) y 3º (IES San Isidro) de la ESO, cursos con los que aún no nos habíamos topado, ya que nuestra experiencia llegaba, como máximo, a primero de secundaria. Teniendo en cuenta esta circunstancia y que estamos casi con el curso cerrado y con las mentes dispersas al máximo, la respuesta en ambos casos fue satisfactoria. Sobre todo si compañeras como la abubilla y el pito real se muestran en todo su esplendor y concentran la atención de los escolares durante varios minutos.

Como siempre, conviene hacer una mención especial de los profes que confían en las actividades de Aver Aves y apuestan en sus centros y departamentos a la hora de presentarlas y llevarlas a cabo. Ni José María Arias, del IES Larra, ni Irene Gonzalo, del IES San Isidro, son profes de Ciencias Naturales o Biología; lo son de Matemáticas e Inglés, respectivamente, pero desde el principio creyeron que nuestras rutas aportarían a sus alumnos algo nuevo y especial, a la par que educativo, y determinaron ofertarlas.

Alumnos del IES San Isidro escuchan atentos en el Retiro historias de aves y árboles urbanos.

Es digna de destacar la labor que hacen determinados docentes para integrar el conocimiento y el valor del entorno urbano en el currículo pedagógico. Se aprende mucho conociendo la importancia de lo que se tiene más cerca. En el caso del IES Larra hay que agradecer también al AMPA Fígaro su apoyo, al subvencionar en parte la salida.

Con ambos institutos teníamos cierto terreno ganado. El profesor del IES Larra, José María Arias, les ha inoculado el interés por la avifauna urbana a través de diversos trabajos en clase, incluidos los reconocimientos de los cantos de las aves del entorno escolar. Por otro lado, Irene Gonzalo ya compartió una ruta de Aver Aves como madre de alumnos del CEIP Isabel la Católica.  Sin embargo, aún sabiendo algo de teoría sobre comportamiento y cantos de aves (escolares del IES Larra identificaron los trinos y voces de verdecillo, mirlo y pito real previo a nuestras explicaciones) no estaban tan acostumbrados a la observación de las distintas especies. De ahí las sorpresas ante la presencia confiada de abubillas, estorninos, pitos reales, cotorras argentinas, carboneros garrapinos y gorriones molineros, por poner algunos ejemplos.

Cuatro parques urbanos (Eugenia de Montijo, Las Cruces, Aluche y el Retiro) acogieron las rutas mencionadas, a las que hay que sumar la contribución de Aver Aves al Festi-K (festival que organizan diversos colectivos de Carabanchel) con otra salida. En todas se demostró una vez más  la capacidad que tienen estas zonas verdes para improvisar en ellas aulas de educación ambiental al aire libre. Hay materia prima suficiente para hablar de biodiversidad urbana, ya que la sucesión de arboledas, praderas, setos, estanques y rías permite racionar y diversificar las explicaciones según aparezca tal o cual especie de flora o fauna.

Al grupo de escolares del IES Larra se sumaron algunos «espontáneos» que disfrutaban igualmente con nuestras charlas.

No queremos terminar esta entrada sin mencionar a las espontáneas y espontáneos que en medio de nuestras rutas con los escolares se paran, nos miran, escuchan y comentan: “qué interesante es esto, fíjate qué manera más bonita de hablar de las aves de la ciudad”. Alguna, nos pide, por favor: “¿no os importa que me quede un rato con vosotros, es que me gusta mucho?”. Sin problemas, no molestan, todo lo contrario, nos demuestran la necesidad que hay de extender estas rutas, de formar grupos y compartir nuestros conocimientos y experiencias. Apúntate, porque las aves contribuyen a que cada salida se convierta en un momento inolvidable.

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