Ganso del Nilo y alcaudón común al lado del instituto

Andarríos chico, ganso del Nilo, alcaudón común, perdiz roja, milano negro, triguero, cigüeña blanca… ¿Es posible que escolares de secundaria de institutos de Getafe y Valdemoro, en Madrid, hayan visto en libertad, a escasos metros de su centro escolar, a este elenco de aves raras, exóticas o poco conocidas o habituales en parques y jardines? Ya lo decimos antes de emprender la ruta: “vais a ver, oír y sentir cosas que el resto de personas que están en esos parques no ven, oyen o sienten”. Y así fue.

En estas semanas estamos combinando siete rutas con dos institutos de Madrid: Altaír de Getafe y Neil Armstrong de Valdemoro. Son dos centros que nos dan la mejor “publicidad” posible, ya que repiten salidas de Aver Aves tras las realizadas en cursos anteriores porque esto del pajareo urbano les ha gustado. Aunque, realmente, las que hacen la mejor “publicidad” son las aves. Con decir que ese trío de acróbatas del aire que sobrevuela nuestras cabezas (golondrinas, vencejos y aviones) estaba hace unas semanas a 6.000 kilómetros de aquí, ya garantizamos las caras de asombro y admiración.

Luego viene todo lo demás, como que una pareja de perdices rojas cruce la vereda por la que caminamos, a veinte metros de nuestros prismáticos; que una pareja de gansos del Nilo aparezca de repente en pleno estanque del parque de La Alhóndiga (Getafe); que las mismas golondrinas y aviones recojan pelotitas de barro para reforzar sus nidos en un charco a menos de veinte metros; que un alcaudón común suba y baje de su posadero en un cable de teléfono con los coches de la A-4 rugiendo a su lado…

Y más: cigüeñas blancas en plena reproducción en sus nidos, milanos negros que pasan fugazmente de camino hacia tierras menos urbanas, un jilguero que muestra su reluciente combinación de plumaje y canto desde un chopo, un andarríos chico que toma por humedal idóneo un estanque de Getafe y, en fin, ya en Valdemoro, ánades azulones con sus patitos recién nacidos en el estanque del parque Tierno Galván y una pareja que no le hace ascos a una charca que se acaba de formar con las lluvias recientes frente al IES Neil Armstrong.

Al final de cada uno de estos recorridos solemos recomendar a los escolares que ejerzan de periodistas. Para ello se acercan a cualquier paseante que frecuenta en ese momento el parque que visitamos; le preguntan si viene habitualmente por aquí; “sí”, responden; “¿y cuántas especies de aves suele ver?”, les inquieren; “uy, no muchas, cinco o seis”, contestan generalmente; “pues nosotros ya llevamos 19 especies”, replica orgullosa la troupe pajarera.

A continuación damos las gracias a las profesoras y profesores y a las familias que han permitido que esta troupe pajarera haya disfrutado con tamaña exhibición ornitológica. Y lamentamos que haya docentes y familias que no programen una ruta como las de Aver Aves porque se de en “el parque de al lado de sus casas que están cansados de recorrer”. Sí, pero insistimos, no lo conocen, no saben lo que se esconde entre sus ramas, parterres, rías y otros rincones.

Y cuando los conocen de verdad, de nuestra mano, y ven las aves que se mueven en esas zonas verdes urbanas, el entusiasmo es tal que la vena periodística se inflama de curiosidad y hasta se animan a hacernos una entrevista para la revista de su instituto. Así nos despedimos, con Danny, Gabriela, Adrián, Alexandra y Alicia, del IES Altaír de Getafe, sacándonos cosas aún más jugosas sobre el mundo de las aves. Y nosotras encantadas.

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