Hace una semana, aviones y golondrinas comunes, y no ninguna marca comercial, por supuesto, nos anunciaron que “ya es primavera”. Al menos la primavera fenológica, aquella que induce cambios en el comportamiento de las especies, aunque la estación propiamente dicha no haya llegado. Las vimos de regreso migratorio a Madrid Río, que tras su regeneración con el fluir libre de las aguas del Manzanares ha ganado muchos enteros en biodiversidad, casi todos repartidos entre la gran variedad de aves que se ven y oyen.