¿Hemos venido a ardillas o a aves?

l pasado fin de semana se celebró en todo el mundo el Día de las Aves y Aver Aves decidió festejarlo recorriendo otro parque desconocido para nosotros en busca de su avifauna y de lugares donde llevar a los escolares para que disfruten de la biodiversidad urbana pegada a sus aulas. Le tocó el turno al Pinar de Barajas y a uno más desconocido aún: Juan Pablo II. En el primero nos preguntaron: “¿qué, viendo ardillas?” “Qué va”, contestamos, “viendo carboneros garrapinos, papamoscas cerrojillos y agateadores comunes”. Expresión “ojiplática” del viandante.

Frutos maduros de un madroño al pie de un parque y una urbanización en pleno Madrid

Sí, amigos y amigas, una vez más lo de salir a contemplar las evoluciones de la fauna alada de los parques urbanos sorprende al más pintado, incluso a las personas más acostumbradas a transitar su parque de toda la vida. Recordamos aquí las palabras de una profe para justificar, según ella, la no viabilidad de una de nuestras rutas: “pero si el parque del barrio se lo conocen de sobra”. ¡Ja!, y por eso se quedan absortos ante la primera abubilla que se pone delante de sus narices.

La biodiversidad urbana de Madrid tiene estas cosas: ni que estuviéramos en un sendero campero

Volvamos al parque Pinar de Barajas, repartido por más de veinte hectáreas donde dominan pinos carrascos y pinos piñoneros, los primeros aderezados con algunas coscojas y almendros y los segundos más solitarios. Además, en las pequeñas depresiones del parque se percibe la presencia antaño de agua aflorada y se supone la actual bajo tierra al mantener buenos pies de chopos. La ruidosa A2 por el sur y la más apacible Colonia del Parque Conde Orgaz por el norte delimitan esta zona verde del barrio de La Piovera.

Junto al Parque Forestal de Entrevías es de esas zonas urbanas en las que, por momentos, uno parece estar más cerca de un bosque que de una ciudad. El trasiego y cantos continuos de páridos (herrerillos y carboneros) animan esta sensación, y los vuelos nerviosos de papamoscas en busca de insectos y las estridencias verbales de pitos reales y cotorras argentinas mantienen viva la observación ornitológica.

Pinos carrascos y piñoneros dominan la masa forestal del parque Pinar de Barajas

La salida hacia el este del parque tiene dos opciones, una de continuidad más forestal en dirección a Canillejas y otra con parques más de diseño hacia el Parque Juan Carlos I. Entre este y el del Pinar de Barajas existe un “corredor verde” urbano: el parque Juan Pablo II. La primera sorpresa que nos dio fue poder degustar, a las puertas de esta zona verde, los primeros frutos otoñales de un madroño que se levanta, precisamente, frente a la avenida de Los Madroños.  Además de una amplia e interesante vegetación mediterránea, el parque contiene un pequeño estanque y una ría donde no vimos nada especial, pero que seguro que entrado el otoño atrae a gaviotas, ánades azulones y lavanderas.

Como siempre, recordamos los centros escolares que pueden aprovechar estas enormes extensiones de parques urbanos para sacar las aulas al aire libre y comprobar la variedad de fauna y vegetación que les rodea: colegios Arturo Soria, San Juan Bautista, San José del Parque, Bristol y Padre Coloma e instituto San Juan Bautista. Os aseguramos que veremos mucho más que ardillas, gorriones y palomas. Hasta pronto.

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