Como siempre, los petirrojos, con sus voces de alarma y territoriales, no nos abandonaron en todo el recorrido, que además se realza entre los jardines y parterres presentes en la confluencia de las calles José Luis de Arrese y Santa Irene. Aunque aquí nos llamó la atención negativamente una cuestión: los parques infantiles estaban vacíos. Y pensamos: “tampoco es que haya mucha gente paseando, o circulando por el carril bici”. Es cierto, hacía frío y soplaba un viento pelín molesto, pero…
¿Qué nos pasa a las gentes de esta Península cuando en otoño/invierno bajan las temperaturas, el cielo se aploma, llueve (poco) y el aire se pasea con más insistencia? Estamos tan acostumbrados al “sol español” que nos cuesta relacionar el invierno con el paseo al aire libre, incluso en áreas verdes urbanas, donde aleros, portales, techados y, por qué no, la generosa copa de algunos árboles sirven de socorrido refugio ante las lluvias menos intensas.
En Aver Aves también notamos este desapego al paseo invernal. No es raro que nos digan: “qué bien, nos encanta la actividad, es ideal para cuando llegue la primavera”. ¿Y mientras tanto? A colegios como San Juan Bosco, Nuestra Señora de La Merced, Gustavo Adolfo Bécquer y Espíritu Santo y a institutos como Francisco de Goya o Mariana Pineda les decimos que aprovechen la oportunidad, que ahora, en pleno invierno, hay mucha ave friolera que huye de bosques y ríos y se refugian en parques y jardines urbanos, como el de La Elipa, donde también se acercan verderones, colirrojos tizones, herrerillos, verdecillos…
Y como remate, una recomendación de la que también podríamos tomar ejemplo en España. Este mismo fin de semana se celebra en el Reino Unido el Big Garden Birdwatch, otra manera de disfrutar con las aves que se acercan los jardines de nuestros hogares.