Con toda seguridad, a pocos escolares de Algete se les enseña que sus cielos acogen con frecuencia las siluetas majestuosas de buitres negros, águilas imperiales y cigüeñas negras; que a sus campos de labranza se acercan las avutardas; o que todos los arroyos que la atraviesan están secos, pero que su humedad latente hace que los frecuenten currucas, lavanderas, petirrojos y mosquiteros. Una visita por los cauces exhaustos de esta localidad del norte de Madrid nos demuestra cuánto podrían aprender esos escolares fuera de sus aulas.