Mal momento para secar los estanques

Ha coincidido que las dos últimas rutas de Aver Aves han tenido como escenario final el parque de Las Cruces de Carabanchel y Latina y sus estanques. Uno de ellos, el más grande, está completamente desecado por obras. Mal momento el elegido, ya que estamos en plena época de reproducción y necesidad de agua para aves y otros componentes de la fauna urbana. Fue un pequeño chasco que, como siempre, lo salvamos con la grata compañía de las aves y de las familias del AMPA del colegio Pinar de San José y escolares de bachillerato del colegio María Inmaculada.

A la ruta con los alumnos y alumnas del colegio María Inmaculada le imprimimos un barniz histórico-cultural que la enriqueció, ya que repetían con nosotros tras una salida realizada el pasado curso. Rendimos primero visita al halcón peregrino que habita en los edificios y cielos entre Carabanchel y Latina, pero no tuvo a bien aparecer. O padres e hijos han emprendido ya el vuelo hacia otros lares menos urbanos o el pequeño andaba de campeo lejos del hogar donde ha nacido.

Sí vimos a otra rapaz, el cernícalo vulgar, también habitual por estos cielos y edificios. Y hablando de estos últimos, aprovechamos para visitar el que está considerado como el más antiguo en pie de la ciudad de Madrid (la ermita de Nuestra Señora de la Antigua), campos y urbanizaciones donde hace dos siglos se codeaban nobles y reyes en sus fincas y zonas de donde han salido algunos de los restos arqueológicos más valorados de la Comunidad de Madrid.

Lógicamente, la banda sonora de todo este recorrido histórico la ponían carboneros, mirlos, pitos reales, cotorras argentinas y verderones, entre otros. Aunque la música sonó lúgubre cuando llegamos al estanque grande del parque de Las Cruces. Ánades azulones y el solitario zampullín común que lo frecuentan han desaparecido. Vencejos y golondrinas comunes hacían vuelos rasantes infructuosos sobre lo que ahora es cemento, buscando abrevar en un agua inexistente.

Sí, era necesario mejorar el sistema de depuración y recirculación del agua del parque, ¿pero en plena época de reproducción de la fauna y de efervescente vida acuática en general? Un error, sin duda, que también afecta a otros parques, como el de Enrique Tierno Galván en Arganzuela. Ahora, en Las Cruces, hay una mayor concentración de ánades azulones en el estanque más pequeño, aquel en el que también hace unos años arrancaron toda la vegetación de su orilla en una mal entendida operación de limpieza que dejaba sin resguardo a gallinetas, mosquiteros y ánades.

Hasta el estanque pequeño llegamos con otro grupo que repite año tras año con Aver Aves. Se trata de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del colegio público Pinar de San José, también de Carabanchel. Dando cuenta de la versatilidad de nuestro proyecto, pasamos de escolares de 17 años a peques de tres a nueve años, con sus respectivas mamis y papis.

Aquí las historias fueron otras, con gran protagonismo para nuestra mascota Cigu y sus compañeras de viaje (Pinzoto, Verdón, Lechu, Golon, Abu…), aderezado de mucha curiosidad, muchos records entre las aves y alguna que otra exhibición amorosa por parte de palomas torcaces encima del semáforo más cercano al cole.

El nivel de agua del estanque pequeño de Las Cruces nos garantizó la presencia de varias familias de ánades azulones con patitos en muy diferente estados de desarrollo, pero el recorrido no estuvo exento de abubillas, colirrojos tizones, pitos reales, mirlos, urracas, verdecillos… De nuevo, una experiencia muy agradable, que no se olvida porque es maravilloso ver que entre las aves y nosotros somos capaces de dibujar caras con sonrisas, de asombro, de admiración, de atención… De complicidad, al fin y al cabo, para ganar adeptos y adeptas que conserven nuestros parques y su biodiversidad.

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