Imaginaos lo que ocurre en una sola HistoriAves. Si tuviéramos que hacer un repaso similar a las diez restantes esta entrada al blog se eternizaría. No lo vamos a hacer, pero sí queremos citar a todos los bares/cafeterías/churrería que han alojado el principio o el final de las rutas para incidir en la importancia de las personas que contra viento y marea siguen confiando en locales de cercanía y caseros, haciendo barrio: Sónico, Churrería de Miguel, Gilarranz, La Prensa, Mónica, Doña Patata, Bar Río, Asador Avelino, El Perol y Hermanos Herraiz.
También son importantes las personas que nos han abierto los ojos, los brazos y las puertas de muchos rincones y recintos de Carabanchel para que las visitas crecieran en intensidad y cercanía. David, Fran, Candela, Ramón, Julio, Gauri, Aurora, Rosa, Enrique, Sonia, Miriam… Sin ellas no hubieran sido lo mismo las visitas a la Colonia de la Prensa, el palacio de Godoy, el Cementerio Británico, el huerto urbano Garbanzal-Las Montijas o los lugares donde nacieron o vivieron María Lejárraga, Teresa Cabarrús o Francisca Sánchez, el gran amor de Rubén Darío.
Claro que mencionamos a las aves, cómo no, si son las grandes animadoras de todas las HistoriAves. Y cuando falta alguna, o nos parece raro que tal o cual especie no haya aparecido, la invocamos. Eso fue lo que pasó en el recorrido que finalizamos en el palacio de Godoy o de Larrinaga, en el que justo al concluir lamentábamos que ningún pico picapinos hubiera hecho acto de presencia. Dicho y hecho, inmediatamente un ejemplar voló hacia el tronco del árbol más cercano y nos posó como diciendo: “¿y bien?, aquí estoy”. Algo similar nos ocurrió con el milano real segundos antes de terminar en el bar La Prensa y extrañarnos por no ver ninguna rapaz.