Tres bimbos en agosto: curruca tomillera, escribano cerillo y bisbita arbóreo

Habitualmente, la entrada al blog de este mes la reservamos para las aves que nos acompañan en nuestro periplo vacacional. Esta vez no será distinto, pero con el aliciente de que hemos hecho tres bimbos. ¿Que qué es eso de un bimbo? La expresión, en forma de exclamación jubilosa, que usamos las personas aficionadas a la observación de aves cada vez que vemos una especie nueva en libertad. Apuntad estos nombres: curruca tomillera, escribano cerillo y bisbita arbóreo; y seguid leyendo, que os gustará.

Polluelo de bisbita arbóreo en el ascenso al pico Pienzu, en Asturias

Como hacen los equipos de fútbol, en Aver Aves también realizamos en estos días una pretemporada con giras por diversos paisajes de la biodiversidad especialmente peninsular para tener la vista y el oído en buena forma de cara al nuevo curso escolar. Este año esa gira ha recalado en la sierra de Béjar (lugar de concentración habitual), Picos de Europa, Parque Natural de Ponga y Arribes del Duero.

Poca cosa nueva que contaros sobre la sierra Béjar, y más en concreto sobre Peñacaballera (Salamanca), que no hayamos hecho ya en otras entradas al blog, ya que es la patria chica de Aver Aves. Poca cosa pero siempre de gran calado emocional, porque no está al alcance de cualquiera identificar a medio centenar de aves sentado en una parcela del pueblo señalado. Este año hemos añadido a la tórtola europea, oída durante el atardecer desde este mismo punto.

Algunos de los momentos más intensos de los viajes de Aver Aves se centraron en los Picos de Europa y el Parque Natural de Ponga. Praderas y pastizales de montaña, frondosos bosques de ribera, hayedos como quedan pocos, imponentes farallones de roca caliza y también entornos rurales con espacio aún para los setos o los muros de piedra permiten que la avifauna encuentre buen acomodo.

Joven de alcaudón dorsirrojo en un seto entre huertas en Cangas de Onís, Asturias

Entre esos últimos vimos a un joven de alcaudón dorsirrojo, especie muy difícil de ver por debajo de la franja cantábrica-pirenaica. Por supuesto nos hinchamos a ver aves rupícolas, entre ellas buitre leonado, águila real y chova piquigualda. Y nos sorprendió que entre el bullicio turístico que bordea el lago de La Ercina nadaran ánades azulones, fochas comunes y somormujos lavancos.

Pero si nos tenemos que quedar con una escena, la protagoniza la bruma que inundaba la ascensión al pico Pienzu, fuera de los límites del Parque Nacional de los Picos de Europa, pero con vistas a él. Allí vimos a varios jovencitos, casi polluelos, de bisbitas arbóreos. Entre el matorral de tojo y brezo piaban sin cesar, seguramente reclamando comida a sus progenitores. Este fue un bimbo para una parte de Aver Aves.

Choca piquigualda en las praderas que rodean al lago La Ercina, Asturias

Y de bimbo a bimbo, porque en el cercano y exuberante Parque Natural de Ponga dimos con el escribano cerillo, al que habíamos visto en otras latitudes de Europa, pero nunca en España. También hay que decir que ayudaron mucho las indicaciones que nos dieron en el centro de visitantes del parque en Beleño. Creo que también dimos con una tarabilla norteña, pero fue un avistamiento muy fugaz que no nos permitió identificarla al cien por cien.

De todas las maneras, repetiremos visita por estos lares, porque fue algo relámpago, de vuelta a Madrid desde Picos de Europa, lo que nos impidió adentrarnos en el frondoso hayedo de Peloño. Catamos algo de sus acebedas y de los sotos de serbales de los cazadores, pero nos faltó acercarnos a lugares que frecuentan, por ejemplo, el pico mediano y el picamaderos negro.

Pareja de alimoches en los cortados de las Arribes del Duero, Salamanca

La siguiente escala fueron las Arribes del Duero. Tenemos que reconocer que nos las prometíamos muy felices en cuanto a la experiencia pajarera, pero ni el roquero solitario, ni la collalba negra ni el águila-azor perdicera, por ejemplo, “acudieron a la cita”. Si lo hizo el alimoche y, casi como compensación por las ausencias mencionadas, en varios lugares y formas: en el nido, volando, en parejas sobre un árbol, acicalándose…

Precisamente mediados de agosto no es el mejor momento para la visita a las Arribes del Duero, pero era el que nos cuadraba. Y tampoco visitamos todos los puntos más estratégicos de este inmenso espacio natural recortado por el Duero y afluentes como el Tormes, el Águeda o el Ucés. Pero como todo pajareo tiene su recompensa, aquí también hubo bimbo.

Aparte de los cortados fluviales, la penillanura que los acompaña, tanto en Zamora como en Salamanca, esparce encinas, robles y quejigos por varios paisajes; y bajo ellas y en las zonas más abiertas un monte bajo entre el que apareció la curruca tomillera, en concreto sobre una retama. Tarabillas comunes, colirrojos tizones, alcaudones comunes y cogujadas montesinas completaban el rico elenco de aves que pululaban por esta zona.

Un año más la gira de pretemporada de Aver Aves ha servido para mantenernos en forma y volver a comenzar con ganas y conocimientos renovados la temporada de rutas urbanas. Pensad también que la pasada hicimos dos bimbos urbanos (agachadiza chica y pájaro moscón). Quién sabe lo que nos espera en el curso 2019/2020. Seguro que no te lo quieres perder. Organiza desde ya #AulasEnLosParques.

Joven de curruca tomillera entre retamas de las penillanuras de las Arribes del Duero, Salamanca
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