El otro día, junto a alumnas y alumnos de 1ºD del IES El Espinillo de Madrid, nos quedamos unos cuantos minutos escuchando y admirando el canto de un petirrojo. Algo asombroso, sobre todo porque aun estando justo debajo del árbol desde el que lanzaba los trinos, no huyó. “Escuchar el canto de las aves puede reducir el estrés psicológico y tiene una influencia positiva en la restauración de la atención percibida”. No lo decimos en Aver Aves, lo dice un nuevo estudio científico que resalta cómo el contacto con la naturaleza beneficia al bienestar humano.