“Y por la mañana tómese una buena dosis de cantos de petirrojo”

El otro día, junto a alumnas y alumnos de 1ºD del IES El Espinillo de Madrid, nos quedamos unos cuantos minutos escuchando y admirando el canto de un petirrojo. Algo asombroso, sobre todo porque aun estando justo debajo del árbol desde el que lanzaba los trinos, no huyó. “Escuchar el canto de las aves puede reducir el estrés psicológico y tiene una influencia positiva en la restauración de la atención percibida”. No lo decimos en Aver Aves, lo dice un nuevo estudio científico que resalta cómo el contacto con la naturaleza beneficia al bienestar humano. 

El canto del petirrojo mantuvo la atención y la admiración de los escolares

Joel Methorst, Katrin Rehdanz, Thomas Mueller, Bernd Hansjürgens, Aletta Bonne Katrin y Böhning-Gaese. Estos son los nombres de los investigadores e investigadoras de varias universidades alemanas que acaban de publicar el estudio La importancia de la diversidad de especies para el bienestar humano en Europa. En él hacen sobre todo hincapié en el bienestar percibido con la observación de las aves y sus cantos; mucho mejor si son varias especies y disfrutamos de ellas de manera asidua.

Prácticamente desde que comenzamos María Luisa Pinedo y yo nuestra andadura como Aver Aves no nos hemos cansado de repetir los beneficios para la salud que reporta estar al aire libre en contacto con la naturaleza. Sea la Escuela de Medicina de Norwich de la Universidad de East Anglia (Inglaterra) o la Organización Mundial de la Salud siempre hay un estudio a mano que refrenda lo que decimos y el valor de nuestro trabajo.

Garceta común en la orilla del río Manzanares. Otro momento especial para los escolares

Ahora es el estudio mencionado, publicado en la revista Ecological Economics, en el que nos da la razón. Enseguida os explicamos que pinta eso de “economics”, porque antes queremos insistir en la importancia que tiene que en estos tiempos de encierros por culpa de la Covid-19 encontremos espacios donde compartir con escolares la vida en libertad de la gran variedad de aves que les rodea.

En estos días lo estamos haciendo con los trece grupos de primero de secundaria del instituto (IES) El Espinillo del distrito de Villaverde, en Madrid. Es un centro escolar que repite cada curso desde hace cuatro las rutas con Aver Aves. Este año también han entendido que, a pesar de los condicionantes que impone la pandemia, pasear por zonas verdes urbanas, aprendiendo y comprendiendo lo que “nos cuentan” las plantas y las aves, es un buena manera de fortalecer nuestra salud, corporal y mental.

Cormoranes, ánades, garcetas, gallinetas y gaviotas mantienen la vista puesta en el río

El trabajo de los investigadores germanos concluye que “la riqueza de especies de aves se asocia positivamente con la satisfacción con la vida en Europa”. Hay que apuntar que relacionaron datos socioeconómicos de más de 26.000 ciudadanos europeos de 26 países con datos macroecológicos sobre diversidad de especies y características de la naturaleza en el continente.

Aquí viene lo de “economics”, porque en la conclusión añaden que “el efecto de la riqueza de especies de aves sobre la satisfacción con la vida puede ser de magnitud similar al percibido con los ingresos económicos”. Y apostillan: “esto significa que la riqueza de especies de aves puede proporcionar una contribución no material de la naturaleza a las personas para su bienestar en Europa”.

La contribución de la naturaleza a las personas (PNC en sus siglas en inglés) es un concepto impulsado por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES en sus siglas en inglés). Dicho concepto engloba “todas las contribuciones, tanto positivas como negativas, de la naturaleza viva a la calidad de vida de las personas”.

Un colirrojo tizón en el interior mismo del instituto demostró lo cerca que tienen disfrutar de él

Por eso advierten de que “la conservación de las aves y los paisajes y hábitats que las sustentan sería una inversión muy valiosa para el bienestar humano. La toma de decisiones políticas y sociales debe fomentar el mantenimiento y la creación de áreas naturales que sustenten una gran diversidad de aves, fomentando así las sinergias entre la conservación de la biodiversidad y el desarrollo del bienestar humano”.

Oír el canto del petirrojo al lado de su instituto, mirar al cielo y contemplar los vuelos en formación o dispersos de decenas de gaviotas, admirar el blanco casi perfecto de la garceta común posada entre la pelada vegetación de la orilla del río Manzanares, permanecer expectantes con cada inmersión y salida a la superficie de un cormorán grande en el mismo cauce… Todo esto otorgó unas buenas dosis de bienestar a los quince alumnos y alumnas que han inaugurado las rutas con el IES Espinillo.

Nada nos gustaría más que, sea con Aver Aves, con el instituto, con sus familias o con sus amistades, esta experiencia se repitiera a menudo porque, como dicen en el estudio que reseñamos, serviría para que se tuviera más en cuenta a la biodiversidad urbana e impulsaría una “estrategia en la que todos ganan, ya que tanto los humanos como las aves se benefician de las acciones de gestión que promueven una alta diversidad del paisaje natural”.

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