“Al final dejo el fútbol y me dedico a ver aves”

Esta frase la hemos oído hoy mismo, de un escolar de tercero de primaria del colegio Juan Gris de Villa de Vallecas. Pero es que el domingo, en un Aver Aves con familias de la FAPA Giner de los Ríos –federación de asociaciones de madres y padres de alumnos de la Comunidad de Madrid–, otro peque soltó: “Por favor, mamá, yo quiero quedarme hasta el final, que han dicho que vamos a ver más aves”. Fue muy difícil convencerle de que tenían que irse antes porque habían quedado con familiares. Son ejemplos de la impresión que deja en peques y personas adultas conocer por primera vez la diversidad de aves que les rodea. 

Un árbol, un parque, un carbonero que canta… hay que darles otros referentes de ocio y aprendizaje

En varias ocasiones hemos aprovechado este blog para dar a conocer la reacción positiva que generan entre los escolares nuestras aulas en los parques con las aves: desde “A mí no me ha gustado la excursión profe, me ha encantado” hasta Esta excursión está tó chula”, pasando por “Ha sido la mejor excursión que he hecho con el cole”. Tenemos tantos recursos educativos y ambientales a mano y que desaprovechamos día a día, que en cuanto los muestras con la pasión que se merecen, el alumnado se empapa de ellos hasta los huesos.

Que un peque del CEIP Juan Gris de Villa de Vallecas te diga que se está pensando dejar el fútbol y dedicarse a conocer mejor a las aves, o que otro con la camiseta del Real Madrid del mismo cole no se separe de ti en ningún momento porque dice que no quiere perderse ni un ave ni lo que comentamos sobre ellas, te lleva a pensar muchas cosas. Evidentemente, no es cuestión de echar toda la culpa al fútbol, pero sí a la falta de otros referentes que llenen su educación, su tiempo libre, sus vidas.

Muchas profesoras nos cuentan que es asombroso cómo estos grupos escolares se mantienen atentos durante tres horas. Incluso en algunos casos, como en la ruta por los parques de Hortaleza de este domingo con familias de la FAPA Giner de los Ríos, les parecen pocas, quieren más. La explicación está básicamente en la casi ausencia en sus vidas de esos referentes de la biodiversidad y la naturaleza, en general y la urbana en particular.

El parque de toda la vida se mira diferente cuando conoces al pico picapinos y cómo logra perforar estos troncos

Esos referentes son un macho de gorrión común comiendo granos de avena en un descampado mientras les explicas que lo que no deben comer es el pan que les echamos a menudo; un majuelo o espino albar que crece en algunos parques y que muestra sus espinas para acto seguido hablar de los mecanismos de defensa de algunas plantas ante las excesivas visitas de herbívoros y frugívoros; o un milano negro que avanza por el cielo durante unos cuantos segundos sin dar un solo aleteo y no se cae gracias a unas corrientes de aire muy especiales que hay por ahí arriba.

Una de las razones que nos llevó a emprender esta aventura de Aver Aves es la carencia de una auténtica educación ambiental transformadora, transversal e integrada en la programación de cada centro escolar. Nuestra experiencia en AMPA y consejos escolares, en vivir la educación desde dentro, nos transmitía continuamente el mensaje de que hay que sacar a niñas y niños de las aulas más a menudo. Tienen que vivir esa biodiversidad de cerca y transmitirles lo trascendental de su cuidado, conservación y protección.

Y todo esto se puede y debe hacer –y así lo hemos hecho estos días– con peques de seis años del CEIP Uruguay de Latina por el parque del Cerro Almodóvar, con los de ocho años del CEIP Juan Gris por parques de Villa de Vallecas, con cursos variados del CEIP Marqués de Marcenado de Arganzuela por Madrid Río y con familias de edades variopintas por los parques de Manoteras (Hortaleza), la Quinta de los Molinos en San Blas/Canillejas, los parques de Chamartín o, de nuevo, por Madrid Río y la Casa de Campo.

Una de «las tres mosquiteras»: la golondrina común

En plena primavera, en todas estas aulas en los parques les hemos hablado de las “tres mosquiteras”, como las llaman desde Ecologistas en Acción. No son otros que el vencejo común, el avión común y la golondrina común. Lo mismo, ya les impresiona verlos, descubrir que, como muchos creen, los tres no son las misma especie, disfrutar con sus vuelos acrobáticos y sorprenderse sabiendo que algunos están aquí después de recorrer más de 5.000 kilómetros desde África. Si además se les recuerda que su labor de insecticidas naturales es vital para nuestra supervivencia en la Tierra, damos un gran paso para que, además de conocerles, los quieran.

“Siempre recordaré esta excursión, no os olvidaré”. Esta frase es de una excursión anterior de este curso, de una alumna de la Escuela Activa Mayrit, de Pozuelo de Alarcón. Pero es un ejemplo más, final, de ese objetivo de ganar referentes de biodiversidad y naturaleza para la infancia, la adolescencia, la juventud y, sí, definitivamente para cualquier edad. No creemos que el peque del CEIP Juan Gris deje el fútbol por las aves, pero sí creemos firmemente que mientras juegue al balón con sus amigos y vea piar o volar un ave, no le pasará inadvertida como hasta ahora. Y hasta es posible que indique a sus amigos de qué especie se trata y alguna curiosidad más.

 

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