En días grises y con lluvia también vemos aves, muchas.

¿Se pueden ver u oír 42 especies de aves en los parques de Madrid y Getafe con un tiempo gris, con amenaza de lluvia, chispeando e incluso lloviendo? Sí. Lo hemos demostrado sumando las rutas con la Asociación de Madres y Padres de Alumnos Valdebebas, el colegio Ana María Matute y el instituto Altaír. Pero lo más grande de esto es que ni a las familias ni al profesorado les echaron para atrás esas condiciones climáticas. Al no ser que la lluvia sea torrencial, el ir siempre alrededor del centro escolar, en entornos urbanos y con posibilidad de encontrar algún techado, hace que se disfrute también así de garzas reales, milanos negros, ánades azulones o jilgueros. 

Con capuchas y buen abrigo peques del CEIP Ana María Matute disfrutan incluso de un hermoso «petirrojo»

Y comenzamos con el jilguero, porque la ruta en la que más nos empapamos fue la que hicimos con 1º C del IES Altaír de Getafe. Llovió del comienzo al final de la actividad, pero también nada más empezar vimos a este hermoso fringílido y se acabaron todas las penas. Sus colores y su canto vistos desde el telescopio hicieron olvidar la lluvia. También es cierto que estábamos bajo un pequeño techado del hospital Universitario de Getafe y veíamos igualmente las evoluciones de una pareja de golondrinas comunes recién llegadas de su viaje migratorio pre-nupcial.

Es un ejemplo de que las condiciones climáticas, si no son muy severas, no nos deben echar para atrás a las primeras de cambio en nuestras aulas en los parques. Y en esto contamos con la complicidad de buena parte del profesorado y de las familias, que son conscientes de que el frío y la lluvia forman parte de nuestro clima y de nuestro ambiente, que es algo natural y que tanto personas como “personitas” debemos adaptarnos a él, no huir de él. Por cierto, qué ganas teníamos de volver a abrir aulas en los parques con el IES Altaír, ya que son de los más antiguos en abrirlas y por culpa de la pandemia llevábamos dos cursos sin ellas.

A cobijo de la lluvia para disfrutar con las poses y vuelos de jilgueros y golondrinas

Antes de con 1º C del IES Altaír fuimos, el día anterior, con la clase de 1º B. Aunque también con tiempo gris y amenaza de lluvia identificamos 23 especies de aves. Pocos en el grupo de 1º C, incluidos los monitores, pensábamos que íbamos a alcanzar esa cifra, sobre todo porque la lluvia era persistente y no todas las aves cuentan con ese aceite especial que segregan y hace que el agua resbale por sus plumas y no les cale al resto del cuerpo. Pero claro, se nos olvidó que estamos al comienzo de la primavera y que hay ahora una actividad frenética en torno a nidos, amoríos y alimentos en forma de brotes de hojas y frutos y la primera explosión de insectos.

Efectivamente, con 1º C también identificamos 23 especies, y la gran mayoría fueron esas pequeñas aves que andan ahora revueltas en plena época de celo: jilguero, golondrina común, verderón, verdecillo, pinzón vulgar, triguero, herrerillo común, carbonero común, gorriones molinero y común, petirrojo y curruca cabecinegra. No faltaron a la cita también ánades azulones, ocas y gansos del Nilo en el clásico “estanque de los patos”. De hecho, al parque de La Alhóndiga que visitamos con el instituto Altaír le llaman popularmente el “parque de los patos”. Está claro que hay mucho más que patos.

Negros nubarrones que no nos impidieron disfrutar del pajareo con las familias del AMPA Valdebebas

Como mucho más que patos vimos en otro estanque, el del arroyo de Las Zorreras, situado en pleno parque Forestal de Valdebebas-Felipe VI. Este cauce de agua es un afluente directo del río Jarama, aunque está completamente transformado, canalizado y enterrado por carreteras, autopistas, urbanizaciones, campos de golf y el aeropuerto de Barajas. Situados frente al estanque vimos en él ánade azulón, pato criollo, gallineta común, focha común, cigüeñuela común y ganso del Nilo. Sí, también donde el resto de las personas ve solo “patos”.

Ninguna familia del AMPA Valdebebas del colegio Alfredo di Stéfano se echó atrás los dos días que fuimos de pajareo por el parque, a pesar de los nubarrones que se cernían antes, durante y después de las rutas. De esta manera disfrutamos con las primeras golondrinas comunes que hemos visto este año, la elaboración del espectacular nido que fabrica el pájaro moscón o los pasos de hasta decenas de milanos negros que andaban en plena migración primaveral hacia el resto de España y Europa.  

Aunque llueva, los coles cuentan con techados y árboles que impiden que nos mojemos a fondo

Y llegamos a los más peques. En la entrada anterior al blog hablamos de la experiencia con los grupos de primero del CEIP Ana María Matute de Getafe. En las aulas en los parques que nos esperaban con los de segundo amenazó e incluso apareció la lluvia. Qué decir, que fue muy emocionante que peques de siete y ocho años, con buen abrigo y sus capuchas, hicieran filas y no se despegaran de los telescopios para ver de cerca a palomas torcaces, tórtolas turcas, petirrojos y verderones. ¿Qué llovía algo más? Nos metíamos en algún soportal. ¿Qué llovía mucho más? Pues concluíamos la actividad en clase, que estaba cerca.

No vamos a esconder ahora que hemos tenido que suspender y aplazar algunas aulas en los parques en este curso por la lluvia –sobre todo aquellas que son muy a campo abierto–, pero no llegan a los dedos de una mano. Nuestro clima y, desgraciadamente, los efectos del cambio climático hacen que estas suspensiones sean mínimas, pero también que, desde hace unos cinco cursos, colegios, institutos, familias y grupos de personas variadas se han concienciado de que las aves no es solo cosa de “pajarillos en primavera”, sino de seres vivos muy activos y presentes todo el año en zonas verdes urbanas de Madrid. Y que, claro, con frío y lluvia también se ven.

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