Gorriones, palomas, mirlos, urracas, cotorras… y la grajilla

El Madrid más urbano es así: sorprende también, y muy especialmente, con sus aves. Que hay palomas, gorriones, mirlos, urracas y cotorras (“esos pájaros verdes que hacen tanto ruido y hay tantos”, nos dicen durante las rutas),  lo saben muchos. Durante las actividades realizadas hasta la fecha por Aver Aves con alumnas y alumnos hemos demostrado que a este particular big five de la avifauna urbana se unen decenas de especies. Algunas de insospechados hábitos urbanitas.

Una grajilla «se invita a comer» en una terraza del polideportivo Puerta de Hierro.

Hemos contado en más de una ocasión lo que sorprende a los peques y mayores que nos acompañan en las rutas que gaviotas y cormoranes, aves más asociadas a ambientes marinos, formen parte del paisaje urbano. La cosa gira hacia la incredulidad cuando les contamos, y en ocasiones comprueban con sus propios ojos, que rapaces diurnas como el halcón peregrino y los milanos negros y reales y nocturnas como el mochuelo, el autillo y la lechuza no le hacen ascos a la vida en la ciudad. Por no hablar de la cigüeña blanca y las garzas y garcetas.

Este primer curso que se acaba, aún sin llegar al óptimo de rutas que nos planteamos con escolares, ha servido para demostrarles la gran variedad de especies que se acercan a la ciudad, principalmente a las zonas verdes. Y con ello, dotamos a las actividades de un buen cargamento de variedad de historias, curiosidades y aprendizajes: picos largos, picos cortos, insectívoras, frugívoras, zancudas, voladoras acrobáticas, planeadoras, migrantes, cantos finos, cantos graves, políglotas, aves frioleras, aves buceadoras, plumajes en blanco y negro, libreas verdes, rojas, amarillas y azules, millones de ejemplares que perdemos de una especie…

Muchos escolares se han familiarizado por primera vez con el uso de telescopios terrestres.

Cuando demos por cerrado el curso prometemos colgar la lista con todas las especies vistas, tanto con los grupos escolares como en las salidas de fin de semana con familias y los chequeos que hemos hecho en cada parque. De momento, recordamos aquí, por la sorpresa que depararon en su momento, a los piquituertos del parque de la Ventilla, los patos colorados del parque de Valdebernardo, los chorlitejos chicos y la garceta común de Madrid Río, el papamoscas cerrojillo en el Retiro, las lavanderas cascadeñas en este parque, el de Aluche (aquí también herrerillo capuchino) Pradolongo y Madrid Río, el zampullín común del parque de Las Cruces y, por qué no, el cernícalo vulgar que se atrevió a penetrar en nuestra terraza por si pillaba a algún gorrión despistado en el comedero que les preparamos.

No cerramos la lista porque aún quedan un cole, un instituto, una salida con familias y una ruta de demostración para profes, además de otros grupos que se quieran apuntar a nuestras salidas, porque Aver Aves no cierra las puertas, al menos hasta que el último centro escolar cierre las suyas. Ya sabéis: mensaje al correo y/o toque al teléfono y ahí que nos plantamos con nuestros prismáticos, telescopios y guías, en busca de piquituertos, chorlitejos y papamoscas, amén de petirrojos, grajillas, estorninos, picos picapinos, palomas torcaces, jilgueros, colirrojos, golondrinas, vencejos, mitos, agateadores… ¡Será por aves! ¡Pues a verlas!

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