Casi mil escolares saben lo que es disfrutar con las aves urbanas

Como siempre, la mayor satisfacción es hacer disfrutar a los alumnos y a las alumnas con la biodiversidad que tienen a su alrededor. Oír eso tan reiterado en este blog de “profe, yo no sabía que había estas aves por aquí”, es un claro síntoma de ilusión tras descubrir algo nuevo que, por la edad, supone que no se les va a olvidar fácilmente. Grandes y pequeños se siguen quedando maravillados con la observación con prismáticos y telescopios “por primera vez en su vida” de urracas, cigüeñas, cotorras argentinas y pitos reales: “yo pensaba que eran completamente negras” (urracas); “¡pero qué pico más grande!” (cigüeña blanca); “serán invasoras, pero son preciosas” (cotorras argentinas; y “¡qué colores, pero si no parece de aquí! (pito real).

Además de en los parques ya visitados el pasado curso, en este hemos estado por primera vez en dos más llamados Tierno Galván (San Martín de la Vega y Valdemoro), en los jardines de Nuevos Ministerios y en los del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN/CSIC) y en los parques Cerro del Tambor y Arroyo Valconejero de San Sebastián de los Reyes. Como solemos comentar con los ruteros de Aver Aves, todos estos espacios también tienen su historia y su razón de ser en ambientes por lo general altamente urbanizados.