Cuarenta y cinco parques en la mochila y no hemos hecho más que empezar

Comienza 2014 y echamos la vista atrás para seguir hacia adelante. Hasta la fecha en Aver Aves hemos recorrido 45 parques urbanos, la gran mayoría de Madrid capital. Unas veces con grupos escolares, otras con familias y las demás simplemente para examinar el terreno de cara a una futura excursión. Han sido 45 visitas con 45 plenos, es decir, en todas se ha demostrado que la biodiversidad urbana da de sobra para improvisar aulas en la calle y aprender a disfrutar y cuidar de nuestro entorno. Lógicamente, las aves (vamos camino de las cien especies) han alegrado lo suyo estos paseos y nos pían que quieren que conozcamos a parientes suyas que habitan en otros 45 parques de Madrid capital y alrededores.

Realmente ya hemos visitado más de 45, en especial si extendemos el concepto de parque al de zona verde urbana. Aquí la cifra se dispara con jardines, bulevares y descampados. Un ejemplo: en las últimas excursiones con escolares, las del CEIP El Greco, pasamos por algunos parques a medio crecer de Villaverde, varios descampados y la ribera del Manzanares, todo en entornos de biodiversidad urbana, pero sin nombres propios. Y así podríamos seguir con zonas similares de barrios de Manoteras, Valdebernardo, Moratalaz y San Chinarro.

Ya sabéis, la conclusión de los participantes en todos ellos es siempre la misma: “no me imaginaba que hubiera tantas aves diferentes aquí”. “Haberlas haylas”, y solo tienes que apuntar a tu grupo de escolares o familias a una ruta de Aver Aves para comprobarlo. Pensar que entre los 45 (o más) parques aún no nos hemos paseado con prismáticos y telescopios por lugares tan señeros como la Casa de Campo, Dehesa de la Villa, Fuente del Berro, Quinta de los Molinos, Juan Carlos I, El Capricho y el parque del Oeste, y por otros como Parque Norte, Berlín, Roma, Santander y Campo del Moro y aledaños.

En Vallecas hemos recalado en los parques Azorín, Cerro del Tío Pío, Lineal de Palomeras y Forestal de Entrevías. En Carabanchel las visitas han sido a los parques Eugenia de Montijo, San Isidro, Pinar de San José, Manolito Gafotas y Emperatriz María de Austria, alias Parque Sur. En Latina, los protagonistas fueron los jardines del hospital Gómez Ulla y los parques Cerro Almodóvar, Cuña Verde, Aluche y Las Cruces.

La gira de Aver Aves también ha recalado, cómo no, en El Retiro ; en parques de Moratalaz (Dionisio Ridruejo, Cuña Verde de O’Donell, Los Pinos, Moratalaz y Miguel Ángel Miranda); Hortaleza, en concreto los barrios de Manoteras, (parques de Manoteras y Doña Guiomar) y Piovera (Pinar de Barajas y Juan Pablo II); Vicálvaro (Valdebernardo, Vicalvarada y La Maceta); San Blas (Paraíso, San Blas, Ajofrín y Arcos del Jalón); Tetuán y Fuencarral-El Pardo (Ventilla, Los Pinos, Agustín Rodríguez Sahagún y Huerta del Obispo); Elipa con el parque del mismo nombre; y Salamanca, en el barrio de La Guindalera (Breogán).

Y qué decir de lo que da de sí el río Manzanares, la arteria fluvial de la ciudad. Lo hemos cogido a la altura del polideportivo Puerta de Hierro, donde se funden jardines, parques y su bosque de ribera; lo hemos seguido por todo Madrid Río y la prolongación por el Parque Lineal; en Villaverde nos aproximamos también a él para disfrutar lo mismo con garzas reales que con milanos reales; y, saliendo ya de la capital, vimos cómo entrega sus aguas al Jarama.

Así es, hemos salido de la capital en alguna ocasión. La ruta que comenzamos en el Pinar de San José en Carabanchel la acabamos en el parque Lineal del Arroyo Butarque de Leganés, ciudad en la que conocimos otras zonas verdes: Picasso, Los Olivos, Chopera y Valdegrullas. Hablando de ríos y arroyos, hay que recordar el complemento de nuestra ruta dentro de una acampada reivindicativa de Barrio Vivo a orillas del Jarama.

Aver Aves va a continuar en 2014 visitando zonas verdes urbanas para constatar que dan para aprender mucho sobre la biodiversidad que nos mantiene en pie y nos permite respirar día a día. Demostramos que no es indispensable impartir estas lecciones con documentales, libros o fletes de autocares hasta la sierra de por medio. El parque de toda la vida, sí, ese en el que algunos papás, mamás o profes piensan que no merece la pena gastar tiempo y algunos eurillos porque los escolares lo conocen de sobra es el de “no me imaginaba que hubiera tantas aves diferentes aquí”.

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